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· Natsu ·

¿Cómo rayos es que tienen ese tipo de magia?

—Etto... Natsu, vámonos.—dijo Luce jalándome de la camisa.

—¡P-Pero!

—¡Nada de 'pero's, Natsu!—gritó Igneel. —¡No debes decirle a nadie sobre tu aparición en la Tierra de Dragones! ¡Y tampoco debes decirle a nadie que viste los poderes de la Princesas!

—¡¿Princesas?!

—Igneel... lo has empeorado.—le dijo Levy.

—Lo siento...—se disculpó Igneel.

—Natsu, vámonos.—me dijo nuevamente Luce.

—¡Deben explicarme como es que consiguieron ese tipo de magia y por qué es que Igneel las llamo 'Princesas'!—grité.

—¡Nats--

—Tranquilo, Igneel.—le ordenó Aris. —Le explicaremos todo.

—Mamá...—susurró Levy.

—Tranquila, Lucy.—dijo Celest.

—Está bien.—dijo Luce con una sonrisa insegura.

—Natsu, ven conmigo.—ordenó Celest y yo sólo obedecí.

· · · · · ·

Luce. Mi Luce. Mi Princesa. No, una princesa. Una Dragon Slayer Celestial.

—¿¡QUÉ?!—grité una vez que Layla, Aris y Celest me explicaron todo.

Luce una Dragon Slayer Celestial. Juvia una Dragon Slayer del hielo. Levy una Dragon Slayer de la naturaleza. Las tres, princesas. Mi cabeza acaba de explotar.

—No le debes decir a nadie sobre esto, Natsu.—me ordenó Igneel, y yo asentí.

—Bien... ¡vámonos!—gritó Levy y Luce me arrastó de la camisa.

—¡Adiós!—gritaron las tres al mismo tiempo, y de un momento a otro, ya estábamos en el agujero.

—¡Adiós Terra-san!—gritó Juvia despidiéndose.

—¡Adiós!—grito Terra, y el agujero empezó a subir.

—¡Alto!—dije cuando ibamos de vuelta a Magnolia.

—¿Qué pasa?—preguntó Luce.

—¿Por qué no le han dicho a nadie del gremio sobre esto?—pregunté.

—Queremos que sea una sorpresa.—respondió Levy.

—Por cierto, aquí ya pasó una semana—me dijo Juvia.

—¿¡UNA SEMANA?!—grité.

—Sí.—respondió Luce.

—¡Pero si ni siquiera estuvimos un día ahí!—grité nuevamente.

—Pero el tiempo funciona diferente.—explicó Levy.

—Ya vámonos.—dijo Juvia. Al ver a mi alrededor, ya estábamos frente añ gremio.

—¿Pero cómo?...—susurré.


· Lucy ·

—¡YA REGRESAMOS!—gritamos las tres pateando la puerta del gremio.

—¡Lucy-san!/¡Juvia-san!/¡Levy-chan!—gritaron los del gremio, y Erza nos vino a dar un abrazo.

Ya nada es igual [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora