Ya nada es igual [Editando]

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· Lucy ·

Le pedimos a Terra que abriera el muro que lleva hasta el Reino de los Dragones, pero había un problema. Desde que entramos al agujero, alguien nos ha estado siguiendo, y es alguien conocido, su olor me parece conocido.

—Nee Lu-chan, ¿te percataste del olor?—preguntó Levy por telepatía.

—Claro que sí, es que el olor me parece conocido, eso es todo.—le respondí.

—Lucy-san, deberíamos detenerlo, ya entró con nosotras.—dijo Juvia.

—Deberíamos llegar al palacio por lo menos.

—Esta bien.

Entramos por el muro, fingiendo que no sabíamos que había alguien siguiéndonos, hasta que algo malo paso. 

Aqua. Aqua estaba en su forma de dragon, al igual que Skialdrum y Weisslogia. ¿¡Qué pasa si los mira?!

—Hola Lucy, Levy, Juvia, veo que ya regresaron.—saludó Skialdrum.

—H-Hola.—saludó Juvia.

—V-Venimos a ver a las reinas.—dijo Levy rápidamente.

—Están en el palacio.—respondió Aqua, y nosotras asentimos.

· Natsu ·

Dragones. Muchos dragones.

Había uno de color azul, otro de color blanco, y otro de color  negro. Lo peor, Luce estaba hablando con ellos.

Iba a acercarme a Luce, cuando Juvia me atacó.

—¡Rugido del Dragón de Hielo!—gritó Juvia y el ataque se dirigía hacia mí. Traté de usar mi magia de fuego, pero en cuanto mis llamas tocaron su hielo, se apagó.

—¡Natsu-san!—dijo Juvia sorprendida.

—¿Qué rayos haces aquí?—me gritó Luce.

—¡Quítame este hielo de encima!—grité, ya que Juvia me había congelado desde mis pies hasta mi cadera. ¿De dónde consiguió ese poder? No tengo ni la más mínima idea.

—Mooo~Natsu, ¡te dije claramente en la carta que no nos siguieras! ¡Y eso es lo primero que haces! Debería dejarte así como estas.—dijo Lucy con el ceño fruncido.

—¡No, Luce! ¡Te obedeceré de ahora en adelante! ¡Lo prometo por Igneel!—dije muy seguro.

—¡No deberías prometer cosas que no vas a cumplir! ¡Y menos con mi nombre!—esa voz...¿podrá ser? ...Imposible...

—¿I...gneel?—susurré.

—¡Hola, Igneel!—saludó Lucy con una sonrisa.

—Hola, Lucy. ¡Regresaron!—dijo Igneel dándole un abrazo a Lucy.

—Ustedes dos... tienen confundido al pobre de Natsu.—dijo Levy con una sonrisa nerviosa.

—Oh. Hola, Natsu.—saludó Igneel como si nada hubiera ocurrido. —Lucy, ¿podrías liberar al pobre de mi hijo de ahí?

—Está bien.—respondió Lucy. Unas llamas de color dorado envolvieron su puño, y una gran cantidad de magia se sintió en el aire.

—¿Qué es toda esta magia?—me pregunte a mi mismo.

De un segundo a otro, estaba liberado de ese hielo que me rodeaba. ¿Desde cuándo Luce es tan poderosa?

—Ahora explica qué haces aquí.—dijo Luce, seria.