Ya nada es igual [Editando]

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· Lucy ·

—Lucy, trabajaremos en tu olfato.—dijo mamá. —Olfatea esto.—ordenó, entregándome una pequeña taza crema dentro, y yo obedecí.

—¡Qué rayos es esto!—grité tirándolo lo más fuerte posible, ya que olía asqueroso.

—Para mejorar tu olfato, debes hacer tu olfato más sensible. Para que resulte más fácil, debes olfatear varias cosas. 

—Ahora soy un perro...—susurré. 

—Te escuché, y no, no eres perro.—respondió, y yo quede sorprendida.

—¿P-Pero cómo rayos escuchaste?—pregunte asombrada.

—Es un dragón, tiene un gran oído.—respondió Sakura.

—Oh.

    Así estuvimos toda la tarde. Olfateando cosas horrorosas, y otras cosas dulces, pero aún así, esa experiencia fue horrible.

· Juvia ·

—Muy bien Juvia, empezaremos con tu oído.—explicó mamá.

—¿Con mi oído?—pregunté, y algo muy fuerte como una trompeta resonó en mi odio. Grité, quejándome.

—Para mejorar tu oído, debes hacerlo más débil, y lo harás sólo si escuchas varias cosas y debilitándolo. Luego te enseñaremos a controlarlo.— explicó Ice, mientras que yo seguía con las manos en mis oídos y con una nueva ola de dolor.

—Juvia, ¿te sientes bien?—preguntó mama, pero no la escuché, ya que después de escuchar 20 sonidos diferentes, prácticamente estaba sorda.

—¿¡QUÉ?!—grité.

—¿TE ENCUENTRAS BIEN?—gritó.

—¡CLARO QUE NO ME ENCUENTRO BIEN! ¡PRÁCTICAMENTE ESTOY SORDA!—grité nuevamente. Mamá solo asintió, y Ice se rascaba la nuca. 

Así pasó mi tarde, escuchando sonidos diferentes, y quedando sorda. Cada sonido era fuerte, otros eran suaves, pero aún así, odié esta parte del entrenamiento.

· Levy ·

—Empezaremos con tu defensa personal, así que Eve te entrenará por hoy.—dijo mamá, y le dirigí la mirada a Eve, quien estaba sonriendo.

—Muy bien.—dije.

—Okay.—dijo Eve, con una pequeña sonrisa. En cuestión de segundos, su sonrisa desapareció. —Para empezar, quiero que des 100 vueltas alrededor de todo este campo.—dijo señalando el campo, que era del doble tamaño del gremio.

—¿¡QUÉ?!—grité.

—Levy... le dije a Eve que podría usar cualquier método, así que por favor obedece.—dijo mamá.

—Pero...—iba a decir algo, pero fui interrumpida por Eve.

—No quieres por las buenas, será por las malas.—dijo, encogiéndose de hombros. Recitó un hechizo, y un leopardo apareció. —Persíguela.—le ordenó al leopardo, y este obedeció, causando que yo comenzara a correr. 

Luego de horas corriendo, tratando de salvar mi vida, terminé. Incapaz de hablar, me tiré al suelo, mientras sudor caía por todo mi cuerpo. 

—Estabas calentando, ahora viene lo difícil. Así que prepárese, Princesa.—dijo Eve con una sonrisa malévola.