[Capítulo 2] ~En directiva~

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*Den clic a la bocinita para que se reproduzca la canción, es para que se relajen mientras leen*

Suspiro para mis adentros mientras aquí me encuentro, ya se pueden imaginar dónde. ¡Estoy frente al calvo director! Sí, el director es calvo, lo que le falta de cabello lo tiene de amargado. Es muy estricto con sus reglas y no da segundas oportunidades, la cagas más de una vez y tendrás una consecuencia.

De repente una voz aguda y amargada me saca de mis pensamientos, y regreso a la realidad.

-Buenos días, Srta Addison Smith Taylor.

¿Cuál es la necesidad de decir mi nombre completo? ¡Me estresa! además, si por mí fuera me cambiaría el nombre a Addy Smith, créanme que a mi madre también le alegraría que no llevara su apellido. Y como este día no tenía nada de bueno lo ignoré; al ver que no dije nada, prosiguió.

- Sabe usted que una de las reglas de este instituto es la puntualidad, ¿podría decirme por qué llegó tarde, srta?

-Sólo se me hizo tarde. A cualquiera le puede pasar -respondí.

Ahora que miro a mi alrededor y me pongo a pensar un poco, al parecer soy la única "irresponsable" que llegó tarde hoy al instituto. Me siento toda una malota rompe reglas.

Otra vez esa voz amargada me saca de mis pensamientos.

-Puede retirarse, srta Smith. Me pasa una tarjetita para que me dejen entrar a clases. -Espero que no se vuelva a repetir -añadió.

Pinche calvo amargado, ¿es que nunca fue adolescente? Pareciera que no le dieron amor de pequeño y le afectó tanto que se volvió un amargado. Tampoco he tenido amor de madre, pero no es para tanto.

Ignoro lo último y me levanto del sillón, salgo y me dirijo a mi primera clase, a la cual llegaría atrasada.

Mientras voy caminando por el pasillo esbozo un suspiro y me pierdo en mis pensamientos. Primer día y todo va del asco, ¿este día podría ir peor?

Llego, le entrego la tarjeta a la profesora y me dedico a apresurar el paso ignorando todas esas miradas puestas en mí, llego a la última silla del fondo y me acomodo. Todos ríen en silencio, supongo que ya vieron mi gran espinilla.

Saco de mi bolso el cuaderno de matemática y me dedico a prestar atención a lo que dice la profesora. La hora pasaba lenta, lenta, lenta y muy, muy, muy aburrida.

****RIIIN, RIIIN**** retumba en mis oídos ese sonido, supongo que así era como sonaba el espantoso timbre que avisa el cambio de hora.

Meto todo a mi bolso rápidamente para salir de allí. Ahora me encuentro frente a las fastidiosas rubias oxigenadas que se creen superior a todos; las esquivo mientras las fulmino con la mirada, ¡me caen como patada de mula!

Camino por los pasillos rumbo al comedor, todos están mirándome y supongo que es por mi estúpida espinilla; ignoro a todos, agarro mi almuerzo y me dirijo a una mesa que se encuentra sola al final del comedor.

Mientras estoy terminando mi almuerzo, siento una mano posarse en mi hombro y levanto la vista para ver quién era.

Allí estaba esa persona con una sonrisa un poco nerviosa en su rostro. Podía ver como sus labios temblaban tratando de pronunciar unas palabras que no le salían. Esta persona es tan tímida que me causa ternura. Después de todo tengo mi lado sensible, no sólo suelo ser rebelde.

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Quién será esa persona... *Suspenso* *tambores* ¡descúbrelo en el siguiente capítulo!

Espero que les haya gustado este capítulo, es un poco corto, pero prometo que los demás serán más largos. ¡Dejen sus votos y comentarios, gracias! ❤

Adolescente problemática.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora