Adolescente problemática.

[Capítulo 4] ~Segundo apestoso día~

(...)

Suena la alarma, y a diferencia de ayer, hoy no me desperté con sueño. También recordé que ayer llegué tarde, así que me apresuré y entré rápidamente al baño e hice mis necesidades.

Y nuevamente aquí estoy... frente a mi closet. Frunzo el ceño.

-¡No sé que ponerme! -grito para mis adentros.

Por lo visto necesito ir al centro comercial a comprar ropa nueva. No soy de esas chicas que se creen fashion y andan de tienda en tienda cada semana con sus amigas.

Agarré lo primero que vi en mi closet y me lo puse, esta vez me recogí el cabello y me maquillé un poco, de manera sencilla. Pude notar que mi espinilla estaba desapareciendo. Agarro el bolso y entro mi celular el cual tampoco hoy tiene nada interesante. Bajo a la cocina...

-Buenos días, princesa. Hoy te acompañaré a desayunar. ¿Cómo te fue en tu primer día de clases ayer? Cuando regresé ya estabas dormida -dice mi padre.

Mi padre es tan atento. Es el único que me quiere, por eso lo amo tanto, ¿qué haría sin él? -Pues nada -dije en mi mente.

-Buenos días, papá. Me fue bien, gracias por preguntar. -mentí, pero qué más da-. ¿Y a ti cómo te fue en el trabajo?

-Me alegra, hija. Me fue bien, gracias.

Esbozo una sonrisa y me levanto de la mesa para llevar los platos a la lavavajillas.

-Nos vemos, hija -dijo mientras cerraba la puerta.

Esta vez no llegaría tarde al instituto y lo mejor de todo es que no tendría que correr como una loca sin rumbo.

Escuchaba música mientras me dirigía al instituto. En el transcurso del camino llegó a mí un pensamiento curioso.

Pensamiento: debería reconsiderar la idea de conseguir amigos. Quizás debía intentarlo me sentía sola todo el día, tampoco es que me preocupara, ¿pero, nada pierdo intentándolo, cierto?

Llego al instituto y me dirijo a mi primera clases. Hoy me tocaba Historia. Entro al curso y me siento en la misma silla de siempre, luego de unos minutos comenzaron a entrar y tomar asiento los demás alumnos. Detrás venía el profesor.

A mi lado se sentó una chica un poco alta, cuerpo envidiable, cabello rubio. De por sí todas las rubias me caían mal, pero esta se veía amigable. Se dio cuenta de que la miraba, no soy buena disimulando.

-Hola -me dice, con una pequeña sonrisa en su rostro. Le respondí con una sonrisa y volví a fijar mis ojos en aquel paisaje que se veía desde la ventana.

Esta hora no podría ser más aburrida. El profesor comenzó a hacer unas preguntas sobre lo que él estaba explicando y yo simplemente estaba sumergida en mis pensamientos. Soy una persona que se pierde rápido y fácil en sus pensamientos.

De repente siento una voz que retumbaba mis oídos, era una voz de una chica, una chica que me hace regresar a la realidad. Cuando aterrizo justo veo que la chica que se sienta a mi lado me llama.

-Addison, Addison, Addison..! Nena, ¿estás? decía-. La miré y me señaló al profesor. Miro a mis compañeros, los cuales se reían, sin duda se reían de mí y mi manera de parecer una boba sin idea.

Mientras fijo mi mirada en el profesor y con mi cara de "yo no fui" procedí a preguntarle:

-Disculpen, ¿pasó algo, profesor?-. Todos estallaron a carcajadas. ¡ODIO A ESTOS ESTÚPIDOS! TODO LES CAUSA GRACIA, ¡TONTOS!

Estoy esperando una respuesta del profesor, pero la voz de un chico se adelanta.

-No sean ignorantes, ¿acaso no tienen algo importante que hacer que andan como payasos riendo por todo?

-Silencio, Martínez -dice el profesor.

Volteo mi mirada tratando de buscar al chico que había pronunciado esas palabras, al girarla, veo que es Sean, el jodido grosero. Nuestras miradas se encontraron y al ver que era él fruncí el ceño y volteé a mirar nuevamente al profesor.

¿Qué le pasa? ¿Por qué me defiende cuando se comportó como un grosero patán ayer? ¡Jum! Quién mierda lo entiende.

-Salga de mi clase, por favor, Srta Smith. Mire lo que ha provocado -dice el profesor.

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Sean es el de la foto de multimedia.
Oh, oh! ¡Sean la ha defendido! ¿Por qué será?

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