Capítulo 22

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Estoy en mi cama pensando, si fuera una chica suicida estuviera cortando con una navaja mis brazos en estos momentos por todas las humillaciones que me hace mi madre. Salto de la cama poniéndome rápidamente de pie, abro una caja de chocolates y comienzo a devorarlos. Sean es muy lindo cuando se lo propone —pienso.

Comienzo a ordenar mi pieza, una vez que termino bajo a ordenar la sala de estar, a limpiar la cocina y a preparar algo de comer.

Termino de realizar todo y subo al cuarto a bañarme, me siento muy sucia. Acabo de ducharme y me coloco la pijama.

—Hora de hacer las tareas —me digo a mí misma en un susurro.

*TOC, TOC* El sonido de la puerta me hace despertar de un salto. ¡Joder! me había quedado dormida en el escritorio, lo peor es que no he terminado las tareas, ni siquiera las empecé.

—Está abierta —digo frotándome los ojos.

La persona que tocaba era mi padre, es raro verlo tan temprano, suele llegar a las 10:30PM, le echo un vistazo a la hora y ¡¿quéeee?! ¡Son las 11:10PM! Abro mis ojos como platos.

—¿Te he despertado, hija?

—Me hiciste un favor, padre.

—Necesito decirte algo —se notaba triste.

—¿Pasó algo, padre? -me preocupo.

—No, hija. Es que, tendré que irme de viaje dos semanas por cuestiones de trabajo.

—Está bien, padre. No te preocupes por mí, estaré bien. —digo forzando una sonrisa.

En realidad no iba a estar bien, me ponía triste que se fuera, es la única persona que no me hace sentir menos en esta casa y que además se preocupa por mí.

—A las 3AM sale mi vuelo, pero debo estar antes, así que partiré ahora mismo. Te estaré llamando para saber cómo estás, ¿vale?

—Está bien —digo esto y lo abrazo.

Nos dimos un abrazo de esos que nunca quieres que se acaben, como si fuera el último día que ibas a ver a esa persona.

—Te quiero, hija.

—Te quiero más, padre.

Mi padre se va y siento como mis ojos se cristalizan. Lo extrañaría y estas dos semanas que se vienen serán un martirio, lo presiento.

(...)

¡6:30AM! ¡Martes!

Despierto frotándome los ojos y me apresuro a salir de la cama. Me baño, me visto, arreglo mi cabello y me maquillo un poco. Bajo a la cocina.

Mi padre siempre me deja el desayuno preparado, pero como no estaría por 2 semanas opté por desayunar en la cafetería del instituto esas semanas.

Salgo de casa para dirigirme al instituto, antes de entrar voy a la cafetería.

...

Acabo de comer todo y me levanto dejando el dinero en la mesa, salgo y entro al instituto.

—Hey, Addy! —me grita Paul mientras se va acercando.

—Hola, Paul —sonrío.

—¿Cómo vas? —pregunta.

—Bien, gracias, ¿y tú?-.

—Mejor ahora que te vi-.

Adolescente problemática.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora