Primera vista

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Camus se encontraba de frente a una puerta, no eran nervios lo que sentía pero se parecía mucho a aquel sentimiento.

Respiro hondo y llamo a la entrada del cuarto de Shiori pero no obtuvo respuesta. Se oía mucho ruido del otro lado por lo que espero un poco y volvió a tocar pero tampoco obtuvo respuesta.
Suspiro y se asomo levemente a la puerta.

-¿Shiori?

La menor estaba parada en una silla frente a una de las ventanas con agujereadora en mano, unas gafas de plástico que le protegían los ojos y auriculares en sus oídos.
La escena se le hizo muy extraña a Camus aunque no emitió comentario.

Shiori sintió una leve brisa por lo que volteo a la puerta. Al notar la presencia del francés, puso pausa al mp3 y se levanto las gafas.

-¿Si?

-¿Necesitas algo?

-No gracias. Dije que puedo sola.-­ dijo poniéndose los lentes nuevamente y asiendo ademán de volver a su labor. Camus emitió un suspiro pesado y luego hablo

-Yo...yo se que debes estar enfadada conmigo porque no me hice cargo de ti pero...

-Alto alto alto para ahí­ -interrumpió de golpe al mayor y se levanto las gafas de plástico que Mu le dio junto a la agujereadora-­ yo no creo que me hayas abandonado si es lo que estas pensando. Una persona no puede abandonar algo que no sabe que tiene. Estoy enojada y te trato de esta manera por lo que le hiciste a mi madre y si hay algo que odio es que hagan sufrir a las personas que amo.­- lo miro con suma frialdad y dureza en sus ojos.

-Comprendo perfectamente a que te refieres pero en ese momento yo creí que era lo mejor para Sophie y creo que la única forma en que no tomaría de nuevo esa decisión sería solo si supiera que te esperaba.

-Fue justamente por eso que no dijo nada­ -no emitió sonido, solo desvío la mirada y continuo con su labor como si él no estuviera ahí por lo que Camus se retiro.

Al oír la puerta cerrarse, las lágrimas comenzaron a caer fuertemente por sus mejillas nublando completamente su vista. Detuvo el taladro, bajo de la silla y se dejo caer de rodillas al suelo mientras las lagrimas silenciosas brotaban como cascadas por sus ojos.

No supo si fue mucho o poco el tiempo que permaneció así, solo dejo de llorar cuando volvieron a llamar a la puerta, se limpio rápidamente el rostro y concedió el paso.

-Pasa está abierta

-¿Podrías abrirme?­- se escucho tranquila la voz de Camus del otro lado de la puerta. Shiori se levanto y abrió haciéndose a un lado de inmediato y dejando entrar al mayor.

-¿Lo dejo aquí?-­ pregunto con el televisor en brazos y señalando el mueble un tanto más alto que una mesa.

-Si, está bien.

Camus dejo el objeto y emprendió su retirada.

-Si necesitas algo estoy en el cuarto de aquí junto. El otro estará vacío hasta esta noche.

-¿A que te refieres?

-Ese cuarto es de mi alumno Hyoga quien regresa esta noche de Siberia.

-Ah.

Camus noto que no llegaría a ningún lado así. Milo tenía razón eran muy parecidos en ese sentido. Se necesitaría de algún tiempo para que pudieran conversar sin que ninguno de los dos pusiera un enorme muro a su alrededor. Se retiro y fue a su cuarto a meditar un poco ya que tenía el día libre ya mañana entrenaría con Hyoga.

La princesa del hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora