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El día empezó como cualquier otro, al pasar las horas Shiori se encontraba sola en el templo pero ya no le importaba, ahora que estaba a gusto en aquel lugar ya se había acostumbrado a permanecer sola alguna parte del tiempo.

Paso los ojos por todo el lugar buscando algo que hacer o mejor dicho una escusa para no hacer las tareas pendientes que debía entregar antes de terminar las clases. Es que a esta altura del año siempre le picaba el bichito de la vagancia y no tenia ganas de hacer nada.

-Mmm...-pensaba recostada en el sillón de la sala-creo que tengo el tiempo suficiente para limpiar el templo.

Decidida, se levanto y fue a su cuarto a cambiarse por ropa más cómoda. Se coloco una pollera azul corta y una remera blanca atada a la cintura que resaltaba su esbelta figura. Se miro al espejo, no es que quería provocar a alguien solo quería estar cómoda. Al terminar seguramente tendría tiempo suficiente para bañarse y volverse a cambiar.

Sonrío al darse cuenta que hace unos días al salir más de uno se dio la vuelta pero nadie dijo nada sabiendo de quien se trataba. No le dio importancia, estaba acostumbrada: desde que era pequeña los hombres miraban a su madre. Siempre supo que era hermosa pero no le agradaba mucho que siempre se le insinuaran o que dijeran que eran hermanas para iniciar una conversación y salieran corriendo cuando alguna de las dos los corregía.

Luego entendió el porque y al tener la misma silueta que su progenitora, cuando creció fue su turno de ser alagada. Suspiro al tiempo que volvía a sonreír y salió del cuarto.

Al terminar, después de un buen rato, salió y se sentó en la puerta a leer mientras esperaba que el piso del templo se secara.

En tanto, dos personas venían subiendo las escaleras hacia acuario en busca del caballero de Cygnus.

-Tengo tantas ganas de verlo-pensaba una joven rubia mientras suspiraba.

- ¿Le ocurre algo señorita Flare?-pregunto su acompañante de cabellos verdes.

-No, solo pensaba. No te preocupes Isaac-sonrío-oye mira-señalo al ver a lo lejos a la chica sentada en la puerta.

-Que bonita. ¿Quien será?

-Mmm... no se tal vez el señor Camus la contrato para mantener el templo si no mira sus ropas-dijo con un leve tono despectivo.

-Creo que ahora nos vamos a enterar-señalo el otro camino por el que Hyoga iba caminando hasta llegar frente a la menor.

- ¿Puedo pasar?-cuestiono en cuclillas frente a la joven. Shiori bajo el libro y lo miro a los ojos.

-En realidad preferiría que no, el piso esta húmedo porque acabo de limpiar y espero que se quede limpio un tiempo.

-Ok-se sentó frente a ella-espero.

- ¿Que haces aquí? ¿No tendrías que estar entrenando?

-Mi maestro me envío a buscar algo.

-Ah-musito sin darle mucha importancia.

Se miraron de frente y un incomodo silencio los rodeo. Desde aquella noche no habían vuelto a estar completamente solos por lo tanto no se había tocado el tema de nuevo.

Lo malo era que el nuevo vinculo que Shiori tenia con Camus hacia sentir a Hyoga aun más culpable por sus sentimientos y se reprimía con más fuerza lo que de verdad quería decirle.

-¡Hyoga!-Se dejo oír la chillona voz de la princesa de Asgard, la cual salto a la espalda del rubio haciendo que casi caiga y dejando a la menor perpleja ante la situación.

La princesa del hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora