Capítulo 47

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Las gotas de lluvia caían sin sesar, cerré mis ojos por unos segundos suspirando y sintiendo el placer de sentirlas escurriendose por mi cuerpo, y haciendo que la fina tela de mi playera se pegara a mi cuerpo. Alzó mi rostro y subo mis manos, mi mente captura mi imagen con Daniels en el restaurante de Andaluz, sonrió con algo de melancolía al tener ese recuerdo. Después de tanto tiempo aún su recuerdo sigue vivo aunque ahora no tan frecuente como en un principio. Aún lo amaba de eso  no había duda alguna.

Dejo las llaves en el mesón y tiro mi cartera a un lado del sofá, ató mi cabello aún húmedo por la lluvia en una coleta alta y lanzó mis tacones a algún punto del lugar, me tumbó en mi cama y suspiró repetidas  veces, tomo entre mis manos aquella cadenilla que me acompañaba desde aquel día. Una sonrisa se forma en mi rostro al percibir una oleada de viento en mi rostro. Ya no recordaba a el gran amor de vida con melancolía, ahora al recordarlo no brotaban lágrimas de mis ojos, aprendí a vivir con su recuerdo, con los momentos más felices de mi adolescencia, aún siento ese vacío en mi corazón. Pero este tiempo me enseño a recordar las cosas que amo con alegría y no con tristeza. Me incorporó de un salto y me dirijo al cuarto de baño, me dispongo a tomar una ducha antes de ir por algo de comer. Las chicas hoy no me harían compañía ya que las dos cenaran con sus respectivas parejas.

Al salir del cuarto de baño, decido marcarle a Cassandra:

-¡Carola! - me saluda con tono alegre - ¿como has estado mi niña? ¿como vas en la universidad?

-¡Hey madre! - saludo mientras me dirijo a la sala de estar - estoy muy bien y la universidad va por buen camino

-Me alegra que sigas por el buen camino mi Carola

-Si, lo sé - le respondo con tono cariñoso - ¿ y Sofía?

-¡Ahg! - exclama Cassandra con cansancio - esta cada día más traviesa, no se de donde saca energías

Suelto una carcajada

-Yo no te di tanta mala vida, pero alguien me hace justicia - me burló

-Te hace el doble de justicia - mi madre ríe y agrega: - ¿hay algún chico por allí?

-No. Sabes muy bien que no habrá otro chico

-¿Porque? ¿Por te niegas a intentarlo?

-Por que no creo que llegue a amar de nuevo - digo mientras ruedo mis ojos

-¿No me vas a dar nietos?

-Si, pero hay muchos métodos. Quizás consiga a alguien que me quiera y yo lo quiera. Pero siempre Daniels estará allí conmigo aunque se encuentre a miles de Kilómetros. Y sabes que no creo en los quizás a si que... - me encogo de hombros - no creo que allá nadie más, bueno al menos no por ahora

-Mi niña - responde en un susurró - espero que vuelva - frunci en ceño ante su respuesta

-¿Vuelva? - pregunto confusa

-Espero que algún día vuelvas a Andalucía - repone después de un silencio

Me despido de mamá después de un rato. Luego me  dirijo hacia la cocina para preparar mi cena y ver una película en la oscuridad de mi departamento, en ocasiones me sentía sola y triste por lo que me iba de fiesta o le llamaba a algunas de las chicas o a Federico para que vinieran o yo iba y me quedaba. Esto de vivir sola era algo raro aunque ya tuviera un año de haberme independizado de mis padres y de mis abuelos. Después de mi graduación decidí estudiar psicología, después de el año decidí rentar un apartamento, me sentía incómoda viviendo aún con mis abuelos, entre a trabajar en una de las organizaciones para el gobierno del país mientras en las tardes asistía a las clases. Ya me había acostumbrado a la rutina, después de todo así es la vida rutinas y más rutinas, no importa en que lugar del mundo te encuentres. Siempre hay más de ella

Cuando tu me ames ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora