Las Crónicas del Ángel de la Muerte

OPRESORAS

Dori

Ya había visto a esa daga antes...

Claro era la daga etérea que permitía la hibridación. Así que con esto estaban creando a los híbridos. La daga pertenecía a una banshee que fue guardiana dimensional hace 2 o 3 eternidades.

Estaba muy mal, habían creado una gran cantidad de híbridos que recorrían ciudad blanca aumentando las posibilidades de que más criaturas de lo desconocido irrumpieran.

De cualquier manera, Gabriel debía de pagar por su error, se convertiría en un ángel caído.

Esperé el momento adecuado para recuperar la daga. Pero ese momento nunca llegó.

Gabriel escapó de alguna manera de Las Opresoras, imposible.

Me giré y vi al ángel a mi costado. Una idea se formaba en mi mente, pero necesitaba su cooperación.

No le gustó mucho la idea. Tenía que recuperar la daga y con la brújula sería más fácil. No solo localizaba a quien estuviera programada a buscar. Sino que también podía aprisionarlo.

Era un trabajo que no podía realizar solo. Yo tenía que ir a mi dimensión y desbloquear los códigos de seguridad. Erick estaba lejos y no llegaría a tiempo para ejecutar el plan. Solo esa ángel blanca podía ser de utilidad.

Regresé por Erick y el no alado. Los superiores querían que evacuáramos lo más pronto posible. No podíamos dejar a Vania pero la híbrida no dejaba de atacarla. Estaba maldita, y no había poder alguno que la librara de ello.

Vania sabía lo que tenía que hacer. Recolectar esas almas no solo porque evitaría la apertura de la puerta multidimensional, sino también evitaría el desbalance universal.

Las almas de los híbridos no se pueden reciclar por eso siempre terminan aprisionados eternamente. Pero ahora con tanto híbrido las responsabilidades de los guardianes dimensionales aumentaran. Sin duda era tiempo de grandes cambios y el nuevo ajuste universal empezaría pronto.

Para evitar un desastre mayor los superiores dieron su orden, deslindarnos de la dimensión de los ángeles blancos.