El día de mi muerte-EDITADO

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Adjunto Foto de Fabio  

Saya

Salgo a la calle, no hay nadie, solo las linternas de la vialidad publica me miran intensamente. Con cualquier ruido me sobre exalto, y es que después de recibir la nota de muerte, mis sentidos se agudizaron.

¡Qué irónico! A pesar de haber llegado a un acuerdo con EL ÁNGEL DE LA MUERTE, el cual consistía en avisarme cuando fuera el último día que seguiría viva, jamás pensé que fuera tan pronto. Pensé que estableciendo lazos de amistad con él, podría seguir conociendo más sobre el mundo. Apenas había cumplido 19 años y a pesar de haber pasado la mayoría de mi tiempo jugando con LA MUERTE, no había tocado lo suficientemente su corazón para dejarme disfrutar un poco más de vida.

Fabio o mejor conocido como LA MUERTE, me había acompañado desde que me diagnosticaron una enfermedad rara que iba rompiendo mis enlaces nerviosos poco a poco, ya no sentía dolor al pegarme con las cosas, pero tampoco sentía cuando me abrazaban o mis novios me besaban.

Pronto dejé de percibir los olores y sabores. Últimamente mi percepción sonora estaba muy débil lo cual me aterraba ya que al ser una pianista, de lo cual vivía y ayudaba a mis padres a pagar las cuentas, la calidad de mi trabajo había disminuido considerablemente y justo ese día había recibido mi último cheque.

Seguí caminando en silencio puesto que estaba pasando por una sordera temporal. Llevaba 5 minutos así cuando de pronto mi vista se empezaba nublar, nunca había pasado esto. Me detuve y respiraba hondo tratando de recuperar el control de mi cuerpo, cuando pude ver con claridad, me percaté que mi playera negra estaba húmeda, no había llovido así que me extrañó.

Por impulso rocé mi mano contra mi playera y me di cuenta que era sangre, un poco alterada busqué el motivo por el cual estaba sangrando. Tenía 3 orificios en mi abdomen, lo cual significaba que me habían disparado ¡¡¡3 veces!!!

Mi respiración se alteró y minutos después empecé a escuchar gritos de la gente a mí alrededor y ambulancias y patrullas en camino. En esos momentos Fabio apareció ante mí. Me miraba con tristeza, ya había venido por mí.

Siempre que él aparecía, sentía descargas eléctricas agradables por todo mi cuerpo, había llegado a desarrollar sentimientos hacía él. Después de todo él me hacía sentir viva, por irónico que sonara.

Él siempre vestía de negro, sus ojos eran color rojo sangre, siempre estaba pálido, y poseía unas alas retractiles también de color negro, pero lo que más me atraía era su cuerpo escultural, parecía haber sido esculpido por el mismo Miguel Ángel, Fabio siempre estaba ahí en los momentos más difíciles.Le sonreí y bromé con él para quitarle esa cara de tristeza, pronto me llevaban en la ambulancia.

Los paramédicos estaban muy alterados, al parecer un loco ex militar había escapado de un sanatorio mental la semana pasada y disparó a diestra y siniestra, y me explicaban que según testigos fui la primera a la que le disparó, lo hizo 3 veces pero como no gritaba o caí al suelo, la gente pensó que era un arma falsa y siguió con su camino, pronto eso sacó de quicio al loco y disparó a todos a su alrededor.

Me preguntaban si no sentía dolor y les expliqué brevemente mi enfermedad. Fabio me decía por otro lado que mi muerte no sería tan agradable como me esperaba.

Sus superiores habían escrito la manera de mi muerte demasiado catastrófica. Lo cual le hacía ponerse nervioso ya que sospechaba que tenían en mente algún plan diferente para mí. Le dije que no se preocupara.

Era curioso como siempre se aparecía, era como si mi mente se dividiera en dos o si me teletransportara a otra dimensión y a la vez estuviera en el mundo.

Con él podía recuperar todos mis sentidos, a su lado me sentía imparable...

Siempre me comentaba que yo era una persona muy rara, pero que le gustaba estar conmigo y que era de las pocas personas con las cuales había interactuado en su largo tiempo de existencia.

Siempre le encantaba recalcar que le gustaba mi alegría por la vida, por vivir, que él jamás había experimentado la vida y que por desgracia en él jamás experimentaría la muerte. Solo podía conocer la muerte porque bueno su trabajo era recoger las almas de todos aquellos que morían.

De la nada él se aferró a mí, pero por otro lado, sentía como si una fuerza omnipotente lo separara de mí. Fabio luchaba por alcanzarme, gritaba mi nombre y le respondía de la misma forma, había algo que me sujetaba de los hombros con fuerza o tal vez me arrastraba fuera del alcance de Fabio

Pronto se perdió la conexión entre él y yo.

Estaba experimentando 2 realidades a la vez, en una algo me dejaba sin aliento y en otra sentía que la ambulancia había incrementado la velocidad considerablemente.

Los paramédicos gritaban que me estaban perdiendo y estábamos muy lejos del hospital todavía. Veía algo a la distancia pero no estaba claro hasta que sentí de cerca un calor insoportable pero antes de poder gritar ya había cesado esa sensación.

Milésimas antes de la calma percibí que era la hora pico o había mucho tráfico por un accidente, la ambulancia iba demasiado rápido y frenó abruptamente, no alcanzó a frenar y se estampó contra algo. Escuché una explosión y después el silencio me cubría.

Alcancé a ver un ser alado no identificado me cargó y me llevó a un lugar muy resplandeciente que me cegó por unos instantes. Era una especie de edificio circular sosteniendo un domo de cristal y oro mediante columnas dóricas. Había gente de todas las razas reunidas alrededor de ambos.

El ser que me trajo hablaba con ellos diciendo que una nueva era comenzaría y que con mi sacrificio la balanza se inclinaría a su favor. Todos apoyaban la idea, pero de pronto se escuchó un estruendo, alguien había hecho su aparición, y no estaba muy contento.

Fabio entró en escena con una velocidad y fuerza impresionante fue directamente hacia nosotros, con una mano me arrebató del ser alado que era casi igual de alto que Fabio pero su piel era más clara, sus alas eran blancas como la y sus ojos eran azul cielo, su rostro estaba enmarcado con rizos dorados. Y con la otra alzó del cuello al ojiazul.

Fabio había creado una gran conmoción y le reclamaba a un tal Gabriel, al parecer así se llamaba el ser alado que me había llevado a ese lugar. Fabio estaba furioso ya que no se le había comunicado mi salvación.

Fabio estaba furioso como nunca antes lo vi. Su trabajo jamás había sido interrumpido de ninguna manera o se había llevado a cabo de alguna otra manera que no estuviera escrito y pensé por un momento que tal vez no debería estar aquí.

Fabio me preguntó si estaba bien y bueno considerando que estaba desangrándome, tuve que mentirle y decirle que lo estaba pasando de maravilla.

Fabio giró sus ojos, y después de darme un ligero zape, se volvió contra Gabriel y la lucha entre titanes comenzó.

Siempre fui fan de las peleas con espadas y armaduras (hasta había formado un club medieval en la preparatoria).Y ver una batalla entre seres musculosos chocando espadas de acero, era lo mejor que me había pasado desde que nací.

Fabio guiado por la ira, estaba descontrolado y desenfocado en la pelea, Gabriel le estaba venciendo, en una de ésas Fabio salé volando, yo sin pensarlo fui a su ayuda.

Todo sucedió muy rápido, de la nada llegué junto a él, me fijé que el tal Gabriel se dirigía con instinto asesino hacia ambos, no quería ver a Fabio sufrir y en un acto impulsivo me interpuse entre él y la espada de Gabriel.

Por primera vez en mucho tiempo sentía el dolor, me retorcí de dolor en el suelo blanco que ahora se teñía con rojo...

Las voces se mezclaban y no lograba distinguir palabra alguna lo mismo sucedía con las imágenes...

Mi boca podía degustar el sabor metálico de mi sangre, el sabor que más detestaba hasta el momento.

Fabio no quería perderme, pero su trabajo no debía de ser pospuesto, convirtió su espada en la guadaña y con 2 movimientos que no sentí dio fin a mi vida mortal.


Las Crónicas del Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora