capitulo 26

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Me desperté porque sentí algo bajar, ya saben, algo que me bajaba. 
Me levanté exaltada de la cama y vi todo eso lleno de sangre, ¡oh no, me había llegado la regla, mierda!
Odiaba cuando me llegaba, me sentía incómoda y eso sí que lo odiaba. 
Quité la sábana de la cama y la puse a lavar, ya estaba lista para ir al colegio. 
Agarré 2 toallas sanitarias y las guardé en mi mochila, agarré esta y me dirigí caminando hacia el colegio. 
Estaba incómoda, más ahora que tengo esto. Odio cuando me viene porque me siento incapaz de hacer muchas cosas. Al llegar al colegio entré a este, me senté en las bancas al frente de un árbol y tapé mi cara con mis manos, estaba muy mal, odiaba esto, realmente lo odiaba. 
Vi como Roberto se acercaba lentamente a mi, le sonreí y el me sonrió, se sentó alado mío.

-¿Sucede algo? –preguntó Roberto- 
-Creo que sí –admití, no le iba a mentir a mi mejor amigo- 
-¿Qué sucede? –preguntó, me sentí incómoda al querer decírselo pero debía- 
-Estoy en mis días. Y me siento espantoso –dije apunto de llorar, esto sí que me estresaba- 
-¿Es tu primera vez? –lo fulminé con la mirada- Lo siento lo siento…solo preguntaba. 
-No…no es mi primera vez, llevo 3 años con esto y siempre es lo mismo. –dije- 
-Te vez pálida, no pareces la __________(TN) que conozco. 
-Muchas gracias Villalaz, de verdad me ayudas de mucho –soné muy sarcástica- 
-Perdóname…¿quieres ir a comer algo? Algo que te alegre el día. 
-Si como me baja más, no me ayudará de nada. 
-¿Entonces no comerás nada por más de 1 semana? –lo miré- 
-Me dura 4 días –dije, el sonrió- 
-Vas a comer por que debes…si no comes porque no quieres que te baje más morirás. –dijo y me ofreció la mano- Vamos –empezamos a caminar- 

Llegamos a la cafetería, vi la comida y me dieron ganas de darle un mordisco a cada una, Roberto notó mi ansiedad y sonrió- 

-¿Vez? Sí tenías hambre –dijo sonriendo- ¿Quieres que te pida algo? –asentí- 

Me senté en una mesa y esperé hasta que Roberto llegara con la comida, al llegar empecé a comer, me sentía un poco mejor, pero cada vez que sentía como me bajaba el dolor y asco volvía. Sé que esto es normal, pero como les dije es incómodo para mi. Puse un rostro de dolor, ya que tenía cólico. 

-¿Estas bien? –preguntó Roberto viendo mi gesto de dolor- 
-No…no lo estoy. Necesito ir a la farmacia a comprar algo para aliviar mi cólico, acompáñame por favor –dije y me levanté y el se levantó conmigo- 
-¿Qué pedirás? Acetaminofén? –preguntó- 
-El Acetaminofén es para el dolor de cabeza, tonto. Necesito una Dorival. 
-¿Qué es eso? 
-Alivia el dolor, claro que jamás lo tomarás. Solo si te conviertes en gay e inventas tus propios periodos después de 28 días, eso sería la excepción. 
-No inventes mujer, soy completamente hombre. Aw mira un pajarito. 
-Sí…que hombre…

Llegamos a la farmacia, ahí estaba la señora Lucinda, sentada después del gran escritorio el cual tenía muchas medicinas. 

-Señorita _____________(TA) jamás se había aparecido aquí, solo cuando estaba en sus días. Oh, ya entiendo, esta en sus días ¿cierto? –preguntó la señora- 
-Sí…necesito Dorival. 
-Hay mi nena, no tenemos por ahora. –dijo y no evité tapar mi cara con mis manos-
-¿Cómo no van a tener? ¡Señora, esto es horrendo! –dije exaltada- 
-Tranquila _____________(TN) pregunta si hay algo que te alivie además de Dorival. 
-¿Hay algo más que me alivie además de Dorival? 
-No…solo teníamos eso y como ya te enteraste, no hay.
-¡Mierda! Muchas gracias señora –dije y salí enojada- 

Empecé a caminar de vuelta a mi casa, no iba a pasar más de 5 horas con este dolor.

-¿Para donde vas? –preguntó Roberto- 
-A mi casa, no pasaré 5 horas con este dolor, no no no. –dije y empecé a caminar- 
-Entonces iré contigo. –sonreí- Un mejor amigo nunca deja a su mejor amiga sola en momentos como estos. 
-Estoy en mis días, no embarazada –dijo-
-Es lo mismo
-No no lo es. Cuando estas embarazada tienes un globo en tu estómago 
-Sí sí lo es. Cuando estas con la menstruación tienes un globo de sangre –dijo evité reír a carcajadas y también golpearlo- 

Seguimos caminando lentamente, al llegar a mi casa abrimos la puerta y nadie nos atendió así que tuve que sacar la llave y abrir la puerta principal.

-¡Oh por Dios, esto es una mansión! –dijo Roberto, haciendo reverencia- 
-Por el amor de Dios, no seas ridículo. –lo levanté del piso- Simplemente es una casa. 

Estábamos ahí cuando.

Adolecente (Harry y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora