Narra Zoro
Estaba tranquilo sentado en la cubierta del barco con un sol abrasador pensando en los próximos ejercicios físicos que haría y al pasar los minutos me quedé dormido pero Luffy me despertó a gritos. Él estaba enfrente, mirándome con esa sonrisa que solo podía significar una cosa: quería hacer alguna tontería. Intenté volver a dormirme pero sabía que no podría.
-¡Zooorooo no te duermas! Hay un pez enorme. ¡Quiero comérmelo!
Me quedé mirando a Ussop, Chopper, Brook y Franky que estaban en la otra punta del barco intentando capturar al enorme pez de colores con una cuerda pero era imposible que consiguieran hacerlo de esa manera.
-¿Quieres que lo corte a la mitad?
-No. Sanji dijo que no quería que lo cortáramos.
-Entonces golpéalo.
-¡Así no es divertido Zoro!
Me levanté para ir junto a ellos, no me quedó más remedio que tirar de aquella cuerda hasta que el pez entró en el barco y nos caímos al suelo, el cocinero pervertido al escuchar gritos de victoria salió de la habitación y se lo llevó a la cocina para preparar una buena cena. Yo estaba algo cabreado porque me habían despertado solo por eso y ni siquiera pude cortar al pez para desahogarme. Decidí ir a mi habitación a cambiarme para entrenar algo antes de la cena pero dentro estaba Robin tirada en el suelo buscando algo debajo de la cama de Sanji.
-Oí mujer ¿Qué haces?
-Espadachín-san, que susto, estaba buscando una camisa que me pidió el cocinero-san pero no la encuentro, me dijo que era de color azul pero aquí solo hay rojas.
-¿Y crees que estará debajo de la cama? Lo más normal es que se encuentre en un armario.
-Ya he mirado pero no está.
Me daba mucha pereza ayudar a aquella mujer a encontrar una camisa para el pervertido pero sin embargo lo hice, estuvimos buscando un rato pero no aparecía por ningún sitio. Quería acabar cuanto antes así que empecé a buscar más rápido por todos los sitios pero por desgracia (o por suerte) tropecé con un zapato que provocó que mi cara acabara sobre los enormes y blandos pechos de aquella mujer. Rápidamente la aparté y me quedé mirando a Robin sin decir nada. Pasé una vergüenza tan grande que no sé cómo explicarlo, ella se quedó sorprendida mirándome de arriba a abajo y me echó una sonrisa.
-Ya encontré la camisa Espadachín-san, gracias por ayudarme. Y por cierto , si querías poner tu cara en mis pechos por lo menos deberías preguntar antes.
-¿P-pero q-que dices mujer?
Al acabar la frase me guiñó un ojo y se fue tan contenta con la camisa a la cocina. Yo seguía sin articular ni una sola palabra, pensando en todo lo sucedido. Aquella mujer siempre se salía con la suya, había pasado un mal rato solo para ayudarla aunque era innegable que aquella mujer era realmente guapa, con un cuerpo sumamente perfecto, un pelo precioso y unos asombrosos pechos pero ¿a mí que más me daba? Es una mujer más en el mundo, solo tenía que olvidarme del tema y punto.
Fui al comedor donde ya se encontraban todos y Sanji, (que se había cambiado ya la camisa) estaba sirviendo los platos, el pez parecía realmente exquisito aunque sabría mejor con sake. Miré un rato a Robin, no se porqué pero me llamaba la atención. Creo que Franky se dió cuenta y en su cara se vió una leve sonrisa de pervertido(más de la normal) yo simplemente aparté la mirada hacia el suelo.
-Toma tu plato Marimo
-¿Que has dicho cocinero pervertido?
-Pues parece que no soy el único pervertido aquí.
Empezó a reírse al igual que Franky mientras que los demás no entendían nada.
-¿De que os reís?- preguntó Nami
-¡Sanji más meshi!
-Ya voy Luffy
Al ver que nadie respondía la pregunta volvió a recalcarla.
-He preguntado algo.
-¡Nami-Chwannn! Resulta que al Marimo le gusta Franky
-¡SUUUPERRRR! Pero no te hagas ilusiones Zoro
-Callaros estúpidos, no me gusta nadie.
Acabé de comer y me fui de allí, no tenía ganas de seguir con aquellos estúpidos juegos. La noche se acercaba así que fui a mi puesto a vigilar mientras los demás dormían o algo parecido ya que se escuchaban gritos por las habitaciones. Cerré el ojo y me tomé un pequeño descanso, seguía oyendo ruidos con golpes (se supone que sería Nami haciendo chichones a los demás o por lo menos eso creía... hasta que me quedé dormido de nuevo.
Al rato desperté alarmado, estaba todo silencioso pero podía oír un leve ruido, posiblemente un intruso, estaba convencido de que había alguien, no dejaba de oír pasos en mi cabeza. Me acerqué, cogí mi katana rozándole el cuello con ella a aquella persona y me eché encima tirándola al suelo, estaba dispuesto a matar, tenía una mirada desafiante y mucha sed de sangre.
-Espa-Espadachín-san... me haces daño
¡Era Robin! Mierda, como estaba oscuro no me dí cuenta. Sentí vergüenza por haberla atacado y por aquella voz que me puso como si me estuviera suplicando.
-Perdón mujer, pensaba que eras un intruso, como ibas tan sigilosa
-Solo venía a traerte sake, no pretendía asustarte
Pude notar en su mirada algo de miedo o quizás impresión, de todas formas pasé de eso y miré su cuello por si la había cortado. Me sentí bastante aliviado al ver que no le había echo nada, ella sonrió al notar mi preocupación. Estaba realmente preciosa a la luz de la luna...
-Ya sabes que no deberías acercarte así mujer.
-Bueno... de todas formas habría podido contigo- me dijo con aires de superioridad
-¿Es un chiste?- intenté poner la voz más 'vacilona' que pude
-¿Quieres probar haber si puedes ganarme?
-Te ganaré a lo que sea mujer
-De acuerdo, echemos un pulso.
-No puedes ganarme en fuerza
-Eso ya veremos Espadachín-san
Sus ojos no dejaban de mirarme, me estaba poniendo bastante nervioso pero no iba a perder delante de ella, ni en sueños. Fuimos a la cocina, nos sentamos y nos agarramos las manos para probar nuestra fuerza. Su mano era suave y cálida, no quería hacerle daño así que ganaría con muy poca fuerza. Empezamos a jugar, dejé que tirara un poco y luego ella dijo:
-¿No hace mucha calor aquí?
Destapó su hombro con la mano que tenía libre, yo me quedé mirándola sorprendido, pensaba que se quitaría aquella camiseta azul y me puse bastante colorado, ella aprovechó la ocasión para hacer fuerza con el brazo y... ganarme.
-¡He ganado!- y dió un salto de alegría.
-¡Has echo trampa mujer!
-He ganado, acéptalo Espadachín-san, me voy a cama, mañana quiero mi recompensa.
Estaba asombrado, esa mujer... siempre tenía que comportarse así con él, hasta se llevó el sake de vuelta. Se sentó y siguió vigilando hasta volver a dormirse pero esta vez, pensando en ella.
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Sentimientos (ZoRobin)(LuNa)
Fiksi PenggemarAún no entiendo como pude caer en sus redes: habíamos estado juntos mucho tiempo combatiendo con todo tipo de piratas, apoyando a nuestro capitán al máximo, defendiendo a nuestros amigos y también salvándonos mutuamente pero nunca me imaginé darle n...