Maratón 1/3 Capítulo 11.

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Isabella

Tres meses desde que estoy acá. Al final sigo estando en el sótano de Alex, ya que el había dicho que o me quedaba acá o el iba a hablar con la policía, entonces Pérez no tuvo otra que aceptar.

Esto era una pesadilla, los golpes iban siendo peores al pasar de los días. Alex todas las noches viene borracho y me empieza a golpear, y muchas de ellas se sobre pasa que lo tienen que venir a buscar para alejarlo.

¿Comida? Eso es algo que deseo, lo único que me traen es una sopa que no tiene gusto a nada.

Hace una semana que no duermo, hace tres meses que no me doy una ducha, hace tres meses que no veo a mi hermano.

— Buenas noches preciosa, hoy no vine a golpearte... Si no que vine para otra cosa, mucho mejor. — Ese es Alex, borracho. Por suerte hoy no voy a recibir golpes... Pero, ¿otra cosa mucho mejor?.

Piensa idiota, ¿Qué es lo único que todo hombre desea?. Si exacto, ¡sexo!. ¡Por dios Isabella te va a violar!.

Mierda, mierda, mierda.

Para antes de que me pueda cubrir llegaron otros dos hombres, me sujetaron de los brazos y piernas. Me estaban llevando a una habitación, que sólo había una cama. Me tiraron, literalmente, y me empezaron a atar a la cama.

Estaba temblando, mi cabeza lo único que me decía era que corra, pero no podía.

Alex llegó llevando únicamente unos bóxer negros, en sus manos tenia un paquete plateado. Se empezó a acercarse despacio, cuando ya estuvo a mi altura me empezó a besar el cuello brutalmente. Pasó su lengua por todo mi cuello, mientras mordía y succionaba por todas partes.

Me daba asco, miedo. Mientras más me movía para poder cubrirme más me dolían las muñecas y los tobillos.

Alex empezó a arrancarme la ropa, quedándome sólo en ropa interior. Llevó una mano hacia uno de mis pechos, mientras que la mano libre estaba al lado de mi cabeza.

Sus actos eran brutos, y me lastimaba.

Estaba apunto de sacarme las bragas para cuando hablé. — Alex, p-por favor no lo hagas. — Dije con la voz temblorosa. El chico no me hizo caso, ya que me las sacó, y también se sacó el bóxer que llevaba puesto.

— Eres una puta, y te lo mereces, pero tranquila bebé, en una semana ya serás historia.

¿En una semana voy a morir?.

Tienes tiempo de pensar en ello, pero ahora grita, grita todo lo que puedas, piensa que por primera vez no te tapan la boca, Isabella, grita todo lo que puedas así los vecinos te ayudan. Es la única salida que tienes.

Así que lo único que hice fue gritar. — ¡AYUDA! ¡ME TIENEN SECUESTRADA! AYUDA.

James

Estaba caminando, como todas las noches desde que desapareció, desde ese día salgo todas las noches a caminar, con la esperanza de poder encontrarla. Nunca ocurrió, pero no me voy a rendir jamás, no voy a parar hasta encontrarla. Y si nunca aparece, voy a seguir buscando hasta que me muera.

Estaba pasando por el barrio de Alex, ya que estaba cerca de mi casa siempre paso por acá, aunque es imposible que la encuentre en este barrio siempre paso.

Estaba justo en frente a su casa cuando escuché gritos provenientes de su casa... Imposible, el no...

— ¡AYUDA! ¡ME TIENEN SECUESTRADA! AYUDA. — Era ella, estoy seguro. No esperé a llamar a la policía, me escabullí por los arbustos, Alex siempre tenía una escalera helicóptero desde la ventana de su habitación, ya cual usaba para salir a bares. No dudé ni un segundo y empecé a trepar, intentando no hacer ningún ruido.

Cuando me encontré frente a su ventana lo vi... Alex arriba de mi hermana, la estaba abusando mientras le tapaba la boca.

La rabia me invadió por completo y más tiré arriba suyo, y rápidamente le tape la boca así no podía hablar.

Isabella

— ¡Mierda!. — Dijo mientras me intentaba callar, cuando lo logró se puso un preservativo rápido. Luego empezó a entrar en mi. El asco y dolor que sentí eran enormes, me estaba robando la cosa más importante e íntima que tenía, mi virginidad. Me sentía sucia, demasiado sucia. Quería morir en este momento. Ya no aguantaba más, todo este sufrimiento no lo puede aguantar un humano, es demasiado.

Alex empezó a entrar y salir de mi muchas veces, rápido. Del dolor que me causaba lágrimas empezaron a salir.

Cuando sentí que ese sufrimiento de iba disminuyendo de apoco, para cuando abrí los ojos me encontré con un James enojado, arriba del chico que acaba de abusar de mi, le tapó la boca y le empezó a pegar, muy fuerte. Luego le ato a esta.

— James... — Pude apenas decir, estaba en shock. Mi hermano me había encontrado, nunca dejó de buscarme. Ya había pedido toda clase de esperanza que me buscaba.

— Sh, hermanita estoy aquí, todo está bien, yo te voy a cuidar siempre. Ahora escúchame. — Dijo sacándose la campera para entregarmela. — Hay que salir ya, pero sin hacer ruido.

Yo sólo asenti. Estábamos bajando la escalera, yo iba bajando primera y James me seguía, ya en la mitad de la escalera siento un dolor inaudible en mi pecho. Salía sangre, mucha sangre, no me podía seguir sosteniendo, así que me caí, cuando llegué al suelo lo único que pude lograr fue que el dolor aumentara, se me cerraban los ojos, no podía escuchar, tampoco podía ver ya que las lágrimas no tardaron en salir. Pude ver a mi hermano decirme algo pero no se qué me decía. Estaba muriendo, me habían disparado. Este es mi momento, el momento en que muchas veces quise que pasara, pero no ahora que James me hacía rescatado. Estaba viviendo en el infierno pero en la tierra.

Para cuando cerré los ojos, los abrí de nuevo. Pero no veía al cielo, si no que me veía a mi misma, con una campera que me cubría, pero que esta estaba llena de sangre. Veía a James gritando y llorando, a Pérez mirando esa escena con una sonrisa en su rostro, a Alex que había corrido hacia mi. A la ambulancia que no tardó en llegar, a los vecinos. A, ¿mis padres?.

Isabella, resististe todo lo que pudiste, eres una mujer idiota pero fuerte a la vez.

Todo había acabado en menos de cinco minutos, mi vida, mi miserable pero a la vez interesante vida había terminado. Iba a extrañar demasiado a mi hermanito. Por fin me iba a reencontrar con Anne.

Recuerdos y más recuerdos llevaban a mi mente. James Anne y yo de niños, jugando felices. Spencer y yo riendo, aunque fuera todo una gran mentira, por un momento quería imaginar que era todo verdadero. Mis padres unidos. Alex... Lamentablemente me había enamorado de él, fui una estúpida al hacerlo, pero me fue imposible.

Empecé a imaginar mi vida si mi padre no hubiera echo el trato, sin que Spencer acepte ningún reto. Sin que Anne no muriera.

Todo sería prefecto, tendría una amiga, tendría una familia completa. Iría a la universidad, sería una profesora de literatura, me casaría, y tendría hijos. Pero nada de eso pasó.

Adiós vida, adiós James, adiós mamá, adiós papá, adiós Spencer, adiós Alex...

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Alex en multimedia.

NO al Bullying! ¿Por Favor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora