Almas quemadas

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No había decente puesta

aquella tarde del ocaso.


La luna amarillenta transitaba

y púrpura se fundía el cielo

bajo esa espesa y negra selva.


No habían en las orillas dragones

y la leña no se consumió

pero el fuego el calor resurgió

y el reflejo de toda mirada ardió.


Algunos días y nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora