Para una incomprendida

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Una chiquilla cruza la calle
sin estar lejos de casa
sólo quiere jugar un poco
en el jardín que plantó una extraña.

Una jovencita ronda boulevares
sin el permiso de nadie
no busca más perdones
por huir de un horrible baile.

Una mujercita desde la terraza
clama ruido a la ciudad
pues muy rígida se ha vuelto
en un hogar demasiado cubierto.

Una viejecita se arrulla en calma
muy cansada para quejarse
pero no para seguir cosiendo
los últimos hilos de su viaje.

Una amiga me dijo una vez
que perdida pero no confundida
sabe siempre caminar al oeste
donde el día acaba y el sol se pierde.

Algunos días y nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora