No será el primer sol
ni la última luna
no deberán correr cometas
ni trazarse arcoiris.
No habrá diluvio celestial
ni cataclismo terrenal
no se congelará el desierto
ni arderán los páramos.
No habrá milagros
ni catástrofes
que no ocurran
en la infinita emoción.
La luz estallará en las pupilas
y en los párpados sombras se formarán
el reflejo será una estrella fugaz
y el iris de todo color será.
Caerán lágrimas cristalinas
y los labios se desfigurarán en sonrisas
el aliento saldrá con prisa
y las mejillas se sonrojarán tímidas.
El milagro será un latido más
y la catástrofe otro de más
en ese instante un infinito nacerá
algún día o noche ocurrirá.
Algún día no habrán escalones
ni pozos u hoyos
los altos nidos descenderán
y a las profundas cuevas la luz inundará.
En ese instante mil años pasarán
y otro milenio volverá.
Alguna noche las flores cantarán
y una luna cualquiera las nutrirá
los búhos y luciérnagas dormirán
y auroras y cometas bailarán.
Ese instante otros labios tocarás
y un sinfín de esencias se intercambiarán.
Algún atardecer me conocerás
cuando llueva en la colina
y la acaricien los últimos rayos
mientras me veas en la cima.
Y en ese instante los dolores vibrarán
tu dulce voz también cantará.
Fin.
Gracias por leer un poema, un verso, una palabra o siquiera una sílaba de este viaje.
Tal vez algún día o alguna noche nos volvamos a ver.
-Sebastián.
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Algunos días y noches
ŞiirAmar es el bello atardecer que precede a una mística pero siempre oscura noche. Yo la llamo la 'Amoría'.