El aire que respiramos
solo un poco de sangre
el rey que más lloraba
el liviano hombre vivo.
Más allá de lejanas montañas
débiles tropiezos de silbidos
agónicos sollozos de corrientes
crujen los nacientes cumulonimbos.
Siempre han de caer las torres
siempre han de crecer montes
las lágrimas llegan sin aviso
el dorado ojo siempre ve.
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Algunos días y noches
PoesíaAmar es el bello atardecer que precede a una mística pero siempre oscura noche. Yo la llamo la 'Amoría'.