lo que hay en mi habitacion

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4 años:

Cuando contaba con esa edad, vivía en un departamento en el centro de la ciudad, mis padres no eran la pareja más funcional y mi hermano me ignoraba casi todo el tiempo, entonces como cualquier otro infante lleno de curiosidad, me dio por ver entre las cosas viejas que se guardaban en el sótano y que casi no se tocaban, entre fotos, ropas y demás cosas viejas encontré algo que me pareció adorable.

Un conejo de peluche color rosado.

Recuerdo que me volví inseparable de él, dormía junto a él, lo dibujaba sólo a él, iba a la calle junto a él y para ir a la escuela siempre lo ocultaba muy bien en mi mochila (que era exageradamente grande).

Pero con el tiempo fui dejando poco a poco de juntarme con aquel peluche, puesto que mi hermano empezó a burlarse de mí y me hacía sentir mal a menudo.

El día que "rompí" con mi peluche de conejo, fue cuando después de a ver sido insultada por mi hermano mayor, yo jugaba con mi conejo, pero en mi cuarto entró mi madre, quien me lo arrebató y me dijo –Ya estás muy grande para esto — luego me lo devolvió.

Ya estaba harta, así que después de que mi madre se fue, yo aventé a aquel peluche contra la pared y me fui del cuarto. Desde ese día, no lo había vuelto a ver, yo pensaba que alguien aprovecho y lo tiro por algún lado o se lo regalaron a alguien más.

Simplemente no lo sé.

7 años:

Ingresaba a la escuela primaria, como cualquier otra persona, me mantuve reservada el primer día, algunos amigos del kínder aún seguían conmigo, pero en ese día, a la hora del recreo, al salir de los baños, ante mi apareció una criatura.

No tenía el ojo derecho, su boca era muy grande con dientes como los de un tiburón, su nariz solo eran dos cuencas oscuras, su cabello parecía una llama, sus manos parecían ramas de árboles muy delgadas, su piel era completamente guinda y no tenía piernas o ropa, su cuerpo parecía estar cortado desde la cadera, de la cual emanaba un espeso y negro líquido y por supuesto, flotaba en el aire a la estatura de un hombre promedio.

No me espanté, pero tampoco sentí curiosidad, no le dirigí la palabra e intenté ignorarlo, pero me siguió todo el día hasta mi casa (nadie más que yo podía verlo), no fue sino hasta el tercer día que le hable. Su voz era profunda y extraña pero pronto me fui acostumbrando a escucharlo y a interactuar con él.

Él comía basura (demasiada y en forma no muy educada) y dormía en el baño, jugaba con él a escondidas y también platicaba con él ocultándome de otros.

Nunca le comenté a alguien (hasta ahora) que lo veía, por eso siempre me la pasaba encerrada en mi cuarto y procuraba no reírme muy fuerte o hablar muy alto en las noches.

Él día en que "Gunger" desapareció lo recuerdo muy bien, me dijo – Volveré al rato –

12 años:

Mi hermano mayor, adquirió su segunda guitarra, me la prestaba de vez en cuando y empecé a encariñarme con aquel instrumento, lo llamé "Andres" y juro que el desprendía un aura de humano, una muy amigable, me lo imagine en forma humana....Y mi imaginación me impacto. Era una combinación de mis artistas favoritos (Tyson Ritter y Patrick Stump).

Parecía tan real, que podía hablar con él.

Un día, se integró Santiago, una guitarra electroacústica, no dude en usar mi imaginación e hice una combinación de The Rev y Pete Wentz, solo que en pelirrojo, él era distante y reservado, con mal genio pero cuando lo conocías bien era agradable y dulce.

Sabía (y se) que hablar de guitarras como si fuesen humanos no es normal, pero es demasiado tarde para tratarlos como simples instrumentos.

Mi manía quizá ahí fue un poco lejos, ya que intenté que mi hermano los viera como humanos, claro que no funcionó pero, como él también apreciaba dichos instrumentos, no me trató como una loca total.

13 años:

Al llegar de la secundaría sentí una presencia extraña en mi cuarto...pero me di cuenta de que no era extraña sino conocida. Gunger había aparecido de nuevo pero esta vez, la parte derecha de su boca estaba costurada, no tarde en preguntar que fue lo que pasó con él.

— Me dijiste que comía demasiado, así que para controlarme me costuré aquí.- Me respondió señalándome la costura.

Me puse alegre, pues hacía tanto que le extrañaba, no lo pensé dos veces para dibujarlo en unos de mis block de dibujo.

—Tengo una sorpresa para ti.- Me mencionó, mientras él abría mi closet.

Yo no lo creía, era aquel viejo conejo de peluche, pero había algo extraño con él, estaba costurado por una hilera roja en la parte izquierda y su mirada parecía raramente triste.

Tampoco dije a nadie de Gunger o de Mr.cuteless, que es como le puse finalmente a mi peluche. No quería alarmar a nadie, ya que en mi familia, habían muchos problemas.

En esos días me sentí muy feliz, pero sentía mi cuarto cada vez más lleno, Andres, Gunger, Santiago, Mr.Cuteless y yo.

Actualidad (14 años):

Una mañana cualquiera me desperté, le di los buenos días a todos en mi habitación, después me percaté de que mi closet estaba abierto, y lo vi.

Al que ahora llamo Mr.Closlook.

Estaba colgando de un tubo en forma horizontal, sus ojos eran profundamente negros, su piel era cremosa y amarillezca a la vez, sus manos eran super largas y parecía tener garras en vez de uñas, estaba encorvado pero si se pusiera erguido, mediría más de 2.5 m. de altura, se podían ver sus costillas ya que era extremadamente delgado, no parecía tener boca y su nariz era como la de Gunger.

Esta vez si sentí algo de miedo, ya que anteriormente me había convencido de que Gunger, Mr.Cuteless, Andres y Santiago eran producto de mi imaginación, pero este, al aparecer de la nada, me lleno de sensaciones extrañas y me hizo dudar si en realidad, todo aquello que pensé que solo era mi imaginación era real.

Intenté ignorarlo, pero no pude.

A la mañana siguiente él aún seguía en mi closet, y yo tenía la cara arañada, enseguida me acorde de aquel tipo, y por primera vez le hable. –Has sido tú, ¿no?—

El me respondió con una voz que parecía seseante –Si, lo siento, no era mi intención herirte mientras dormías— al hablar, vi su boca. Era como si su cara se despellejara y en vez de lengua o dientes, solo se veía oscuridad en su interior, como sus ojos.

Rápidamente le pregunte como había llegado a mi habitación, quien era y que quería, el resultado fue el siguiente:

"Vengo de otro mundo por así decirlo, solo quiero estudiar el comportamiento humano, pero como nadie me ve más que tú en este lugar, me instalé en esta caja grande, no te preocupes, me iré cuando termine mi investigación".

No tardé mucho en aceptarlo y hacerle sentir bienvenido en mi cuarto, le presente a mis amigos y todos actuaron amigables.

Noté que cada vez tenía más lastimadas de arañazos en mi cuerpo, pero Mr.Closlook seguía insistiendo en que eran accidentes, llego un punto en que dejaron de aparecer y mi relación con él cambio a una más estable y de confianza.

Ahora el me sigue casi todos los días a la escuela y se mete detrás de la puerta, a veces le gusta hacer bromas y la abre, lo que me da risa es que todos piensan que es el aire, cuando yo sé quién es.

En mi cuarto convivimos todos, mejor que en mi familia o amigos "humanos". Ellos me escuchan atentos y me dan consejos, me dejan dibujarlos y guardan mis secretos.

Nunca le he dicho a nadie de ellos, ya que pensarían que estoy loca.

Lo único que me preocupa es que antes no podían abrir puertas, ventanas o tirar cosas, simplemente se quedaban quietos o traspasaban los objetos, ahora pueden y mi familia esta notando que cosas raras pasan.

¿Cómo los puedo ocultar mejor?


CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora