XIV

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"No sabía cómo comportarme frente a Justin."

Suspiré y abrí la ventana de mi habitación viendo como el sol se iba escondiendo poco a poco, dejando de emitir sus últimos rayos. Tan solo eran las seis de la tarde y ya faltaba poco para que la noche cayera sobre la ciudad. Eso es lo malo del otoño-invierno. Los días son más cortos y las noches más largas. Por no hablar del frío. No me malinterpretéis, la Navidad es una época bonita y muy especial, sobre todo en sitios donde puedes disfrutar de la nieve, como Canadá. Pero... ¿No podríamos vivir en un continuo verano?

—¿Estás ahí, cielo? —La enternecedora voz de mi abuela me sacó de mi ensoñamiento.

Hacía como veinte minutos que estaba hablando con mi abuela española. Solía hablar con ella dos o tres veces por semana, la extrañaba muchísimo. Cuando vivía en España, ella era quien se ocupaba de mí la mayoría del tiempo y el haberme venido a Canadá de nuevo y dejarla allí me había costado muchísimo.

A ella le debía mucho.

Si sabes lo que es criarte con tus abuelos, posiblemente me entenderás.

—Lo siento abuela, no he oído lo último que has dicho —Exhalé.

—Oigo muchos suspiros, ¿no estarás enamorada? —preguntó inocentemente

Ay abuela, si tú supieras y yo te contara...

—No empieces con eso abuela, por favor —Reí—. Sabes que serás la primera en enterarte.

—Yo solo quiero que encuentres a alguien que te merezca, a alguien bueno que te valore y te quiera. Hoy en día esos valores están por el suelo —reflexionó—. No seas como tu madre y escoge bien que mira a ella lo que le pasó.

Me pregunto si Justin sería de ese tipo de chicos.

—¡Abuela, basta! Mamá y papá se querían mucho, pero las cosas surgieron así —Le reñí.

Lo cierto era que a la abuela nunca había tenido una relación buena con papá, a pesar de estarle muy agradecida por poner de su parte y traerme a mí al mundo, ya me entendéis. Con eso no quiero decir que mi abuela se alegrara de que mis padres se separaran, ella no quería vernos sufrir.

—Lo sé hija, lo sé. Por cierto, dile a tu madre que no trabaje tanto, que luego todo pasa factura —Cambió de tema

—Está bien abuela, se lo diré —Me reí—. Dale besos al abuelo, os quiero.

—Nosotros a ti más, corazón y a ver cuándo venís por aquí, que tengo ganas de presumir de nieta —Carcajeamos las dos y corté poco después.

Mi abuela era así y nunca cambiaría.

Me tiré en mi cama quedando bocarriba y observé el techo de la habitación. Hoy era el cumpleaños de Ryan. Hoy volvería a verle.

—¿En qué piensas? —Miré hacia el quicio de la puerta donde se encontraba mi madre apoyada.

—En nada —Sonreí tímida y me senté en la cama con las piernas cruzadas.

—¿Seguro? —Caminó hacia mí y se sentó a mi lado— Últimamente no me cuentas nada, ¿ya no confías en mí?

Joder, ¡no! Odiaba que mi madre pensase así.

—Claro que no mamá. Estoy bien, ¿sí? —Sonreí para tranquilizarla.

—Está bien. Yo solo venía a decirte que esta noche voy a salir —Una tímida sonrisa se dibujó en su rostro y sus ojos se iluminaron.

—¿Tienes una cita? —pregunté emocionada.

Change • jb [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora