XVI

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"Solo quiero que seas feliz"

Me di la vuelta en mi cama despacio y abrí poco a poco los ojos intentado acomodar mis pupilas a la oscuridad de la habitación. Me dolía la cabeza.

Lamí mis labios resecos y tragué saliva mientras me incorporaba y miraba la hora en el reloj digital que tenía en mi mesita de noche. Genial, las doce y media de la tarde.

—Joder —Me quejé en voz alta llevando mis mano a la cabeza.

¿Qué demonios había bebido ayer?

—¿Lena? ¿Estás despierta? —Justo en ese momento mi madre golpeó la puerta de mi dormitorio.

—Sí —dije pesadamente mientras volvía a posar mi cabeza en la cómoda almohada.

El pomo de la puerta se giró lentamente y mi madre apareció con una radiante sonrisa en su rostro. Algo me decía que se lo había pasado genial en su cita.

—¿Cómo has dormido? —Le hice un hueco en mi cama y se sentó a mi lado.

—Bien, supongo. Pero me duele la cabeza —Fruncí mi ceño al mirarla a sus ojos marrones—. ¿Lo pasaste bien ayer en tu cita?

—La verdad es que sí, hacía mucho tiempo que no lo pasaba así —Sonrió y pude ver un brillo especial en sus ojos.

—Me alegro mucho mamá —Me incorporé un poco—. ¿Vas a decirme ya de quien se trata?

—Prefiero ir conociéndolo poco a poco, no es nada serio por ahora, pero sabes perfectamente que serías la primera, eres mi hija y cuento con tu opinión, pero no quiero decirte nada por si la cosa no llega a más.

—Claro, solo quiero que seas feliz.

—Gracias, cielo —Acarició mi mejilla y me miró a los ojos—. Lena, hija... ¿Qué está mal?

Me encogí de hombros lamiendo mis labios sin saber muy bien que decir. Y simplemente me callé.

—Vamos Lena, puedes contar conmigo, soy tu madre —Su dulce voz me transmitió ternura.

Notaba como las lágrimas se me acumulaban en los ojos y amenazaban por salir. Seguí callada, sufriendo en silencio.

Había veces en las que callarse era la mejor opción. Porque si decías algo podías joderla mucho.

—¿Qué es lo que te pasa? —Volvió a insistir y yo negué con mi cabeza— ¿Ha pasado algo?

—No pasa nada, todo está bien —Tragué saliva dificultosamente intentando tragar el nudo que se había formado en mi garganta.

Y ahí iba la mayor mentira que había dicho en mi vida. Decir que no pasaba nada, cuando pasaba de todo. Decir que todo estaba bien, cuando realmente nada estaba bien.

—Lena... —Suspiró cansada.

—Mamá, te he dicho que todo estaba bien. No insistas, ¿vale?  —Mi voz sonó dura y me arrepentí al segundo de haberle hablado así.

Ella no se merecía esto, solo se estaba preocupando por mí e iba yo y le hablaba así.

A esto me refería con permanecer callada.

—Lo siento... mamá, yo... ugh

—Tranquila, cielo, sé que es por alguien, pero no quieres decírmelo.

—¿Qué? —La miré sorprendida

—Soy tu madre, y una madre lo sabe todo. A mí no me ocultas nada —Me miró con una sonrisa enternecedora—. Creo que ese tal Justin te está calando hondo.

Change • jb [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora