Capitulo 36: Antes de conocerlo.

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Quería llorar, quería gritar y poder volver el tiempo a la noche anterior del accidente, a donde el me besaba, a donde estaba feliz.

-Quiero verlo -susurre levantándome de la cama.

Ya no tenía colocado el suero por lo que solo debía cargar con mi cuerpo en busca de Liam.

-Amira, no -dijo el padre de Liam y se puso de pie colocándose frente a mi impidiéndome pasar.

Lo mire a lo ojos y deje escapar las lágrimas. No podía aguantar el nudo en mi garganta, esto era una pesadilla.

No podía perderlo, no quería ni me resignaba a poder perderlo.

-¿Donde está? -pregunte con la voz ronca.

El señor Payne me miro y bajo la mirada.

-Habitación 324, piso 10, en cuidados intensivos, pero no permiten la entrada a nadie -aclaro.

Asentí y limpie mis lágrimas con el dorso de mi mano sin yeso.

-Gracias -susurre y salí de allí sin importarme que las personas me miraran raro en los pasillos vestida con solo una bata de hospital.

Intentando pasar desapercibida por las enfermeras y médicos entre al elevador y presione el botón del décimo piso.

Mis manos temblaban, las lágrimas no dejaban de querer salir y el nudo en mi garganta se hacía cada vez mas insoportable.

Necesitaba verlo, necesitaba saber que estaba bien, que iba a volver a estar conmigo, necesitaba . . .lo necesitaba a él.

Luego de lo que pareció un eterno minuto, el elevador abrió sus puertas y sin prestar atención a nada mas, salí de allí en busca de la habitación de Liam.

Las puerta con el número 324 se hizo presente y en cuanto me dispuse a ir en su dirección, un cuerpo vestido de blanco se interpuso en mi camino.

Observe a la enfermera nerviosa, no podía irme de aquí sin ver a Liam.

-¿Que esta haciendo aquí señorita? -pregunto la chica, quizás tenía unos treinta años.

-Yo . . .

-¿Señorita Ayers? -oí la voz de un hombre a mi espalda y al voltearme vi a mi doctor.

Cerré los ojos un segundo maldiciéndome.

-Necesito ver a Liam Payne, mi novio -dije firme.

El doctor suspiro y negó con la cabeza.

-No puede.

Me acerque a pasos rápidos hasta estar frente al doctor.

-¿Él ha despertado? ¿Cuando podré verlo? -pregunte.

-No, aun no ha despertado y no puede verlo. Quizás mañana pueda recibir visitas, pero solo sus familiares -dijo el hombre y miro a la enfermera.

-Señorita, acompáñeme -dijo esta tomándome del brazo.

Me solté de su agarre, ¿solo su familia? y ¿donde quedaba yo allí? ¡Era su novia maldita sea!

-Quiero verlo -dije levantando mi mirada al hombre -No me importa si puede recibir visitas o no, quiero verlo.

-Señorita Ayers, vuelva a su habitación por favor -dijo el doctor.

-No me iré de aquí hasta que pueda verlo -asegure y me encamine a su habitación.

Unos fuertes brazos me tomaron sin dejarme avanzar, sin querer irme de allí comencé a forcejear. No me iría sin verlo.

-Suélteme ¡Suélteme maldita sea! ¡Quiero verlo! -grite.

Simplemente atada a ti. (Liam Payne) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora