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antes de empezar el capítulo quiero decir muchas gracias, porque la novela la subí no hace mucho y ya tiene muchos leídos y muchos votos, así que nada, son lo mejor.

ahora, a los que nos interesa... ahre.

* * * *

me desperté para hacerme los chequeos diarios. mañana tendría la primer sesión de grupo sin el señor douglas, el psicólogo adolescente del hospital.

los adolescentes aquí se ahogan en su propio dolor. soy consciente de que no tendré tanto tiempo como quisiera, de que la mitad de mi vida desapareció en ese momento en que me dijeron que tenía cáncer, lo sé y lo tengo presente cada día de mi vida, pero... pero me niego a aceptar que esto es todo lo que me queda, que solo me sentaré aquí mientras me ponen medicinas que supuestamente alargarán mi vida hasta el día en que me muera, ¿de verdad? ¿sólo esto tendré?

si me siento aquí a esperar a la muerte sin hacer valer mi tiempo, de verdad merezco el cáncer el las células.

"luke: hey, len, ¿cómo estás? quería saber si habías llegado bien ayer por la noche. quizás pase más tarde, espero encontrarte :) ¡saludos!"

santo cielo. No quería ilusionarme, pero el bichito gritando "te gusta" ya empezaba a taladrarme la cabeza. ¿gustarme luke? No había hablado casi nada con él. casi nada serio. quizás era solo algo pasajero... sí, solo eso. hacía tanto que no conocía a un chico tan lindo y simpático que ya creo que me gusta... sí. creo que me gusta. creo. me gusta.

luke.

la volví a ver en cuanto miré a los ojos de lenna. may... hacía tanto tiempo que no pensaba en ella. lenna me hizo sentir, no lo sé, una paz que no había sentido desde que may se fue. necesitaba tenerla cerca. me gustaba su aura, esa sensación tranquila. Estoy seguro de que sería una gran amiga.

"lenna: hey, luke. llegué muy bien anoche, gracias por preocuparte, saludos."

lenna.

salí de la ducha y calum estaba cambiándose.

—¿a dónde vas?

—la sesión grupal.

—¿no es mañana?

—la pasaron para hoy, rápido, no tienes mucho tiempo.

—uh, nadie me avisó.

—bueno, ya sabes ahora. apresúrate.

—de acuerdo, dame un segundo.

me vestí lo más rápido que pude y salimos al auditorio donde se realizaban las sesiones, y de vez en cuando obras para los más pequeños.

—buenos días —esa voz. recordé que luke estaría dando las sesiones un tiempo. qué incómodo, de nuevo. —mi nombre es luke, mi madre trabaja aquí y creyó que sería buena idea que alguien más cercano a su edad los escuchara. ¿les parece si se presentan?

uno a uno fueron diciendo sus nombres, algunos decían hace cuánto estaban internados, o qué cosas les gustaban y demás.

—muy bien. Imagino que no debe ser lindo vivir en un hospital, ¿cómo se sienten ustedes con esto?

—no sabemos cómo sentirnos. es lo único que conocemos. —dijo un chico de cabello largo, que parecía estar enojado con el mundo.

—imagino que debe doler mucho internamente —dijo luke un poco nervioso.

—¿y qué sabes tú de dolor? —atacó una muchacha rubia.

—más de lo que crees —respondió él, con una mueca.

—¿qué te ha pasado? —preguntó alguien más al fondo. —¿acaso tomas siete pastillas al día para seguir vivo? ¿acaso deben meter agujas en tu brazo cada mañana? ¿debes levantarte todos los días sabiendo que no tienes salvación y debes ver a toda tu familia muriendo contigo?

—entiendo tu punto de vista. no, no tomo pastillas ni me pinchan el brazo cada mañana. pero algo peor que sufrir, es ver a alguien que amas hacerlo.

—¿a qué te refieres? —se me escapó preguntar. luke me miró directamente a los ojos. suspiró.

—hace un año salía con una chica. su nombre era may. ella estaba enferma, tenía cáncer en los huesos. no pasó mucho hasta que tuvo que mudarse al hospital y... —tragó duro —y empeoró muchísimo. una mañana me desperté en su habitación y cuando quise... cuando quise despertarla a ella, simplemente... ya se había ido. —sus ojos se humedecieron —pero bueno, supongo que, es el... ciclo de la vida o algo así. naces, mueres. no hay otra salida.

—lo siento mucho —dije.

—gracias, lo aprecio.

el resto de la sesión se fue en historias de los demás pacientes.

me di cuenta de que no podía permitirme estar con luke, ni como amigos ni como nada más. él no necesita otra granada en su vida.

sería una persona horrible si le permitiera conocerme.

—hey, len... —se acercó cuando todos ya se habían ido.

—hola, luke.

—¿cómo has estado?

—muy bien, gracias. ¿tú?

—igual. em, quería saber qué te parecería si saliéramos mañana por la tarde. películas, comer algo, helados, ¿qué dices?

—me encantaría, pero... —necesitaba una excusa rápida —necesitas un permiso.

—puedo conseguirlo.

—de acuerdo. te espero.

—grandioso. hasta entonces.

—adiós.

decidí que lo mejor sería decirle la verdad. será su decisión atarse a la granada o no. aunque, bueno... ya conozco la respuesta de antemano.



habitación 196 || luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora