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—wow, qué bello se ve todo desde aquí —sonrió.

—ven —dije mientras caminaba un poco más adelante y ponía un mantel sobre el piso.

—¿qué hay en la bolsa?

—bueno, hablé con mi madre sobre ti y me dijo que amabas los juegos de mesa, así que pensé que podríamos pasar la noche jugando con la luz de la luna —hablaba como si todo fuera un simple plan —comer sandwiches que no es por presumir pero hice con mis propias manos, contar estrellas hasta que te duermas, y mañana por la mañana volver al hospital a que sigas en prisión.

—todo suena genial, excepto por lo último.

—tranquila, len, nada es para siempre.

si hubiera sabido que lo de ella sí lo era.

—luke, eres pésimo en esto.

—lo siento, no todos estudiamos en la universidad del ludo.

—pero es fácil, literalmente sólo mueves la ficha, ¿cómo es que el dado siempre te da uno? —lenna reía mucho, era dulce, dulce como ella sola sabía ser.

—apuesto a que le hiciste algo al dado.

—sólo le prometí una cena.

—así cualquiera haría lo que pidas —no me dí cuenta de que lo había dicho hasta que lo escuché salir de mis labios. no se ruborizó, dejó sus ojos clavados en los míos.

—¿qué te parece si probamos uno de tus sandwiches?

—volarás de gusto.

mordió un pedazo y...

—luke...

—no lo digas.

—¿tú también lo sentiste?

—sí.

—buen intento, pero para la próxima, intenta poner carne, tomates, o algo en el medio del pan.

—le pedí a michael que los preparara, debió haberse comido todo.

—¡mentiroso!

—quería impresionarte.

—tranquilo, los chefs no me vuelven loca —reímos, y seguimos jugando.

a las dos de la mañana se quedó dormida. yo me quedé pensando en varias cosas. en penélope, principalmente.

¿alguna vez sintieron que alguien estaba hecho para ustedes? ¿una conexión especialmente fuerte con alguien? lo sentí, con lenna lo sentí.

a la mañana siguiente comimos unos cupcakes antes de irnos, en el auto lenna quiso poner lana del rey, y cantó todo el viaje y me causó una ternura extrema.

miré sus uñas, todos las veces que la había visto las tenía pintadas de distinto color. supuse que le gustaban esas cosas. la siguiente vez le regalaría esmaltes.

la siguiente vez...

habitación 196 || luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora