La cara sonriente -parte 2

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Mi madre no entendía de lo que hablaba mi padre, pero se contentó con el hecho de que pudiera salir de la habitación aunque sea un día. Mi padre gritaba, sin darse cuenta que había levantado la voz, que no había sido un sueño y que dicho hombre le había enviado una carta. Nos enseñó la correspondencia que había llegado aquel día. Una de ellas tenía una nota que decía: "Pide un deseo" y una foto en blanco y negro de un hombre con apariencia andrógina con los ojos cerrados. Entendía muy poco la conversación de los adultos mientras tomaba mi café de la mañana, pero ver a mi padre sonreír después de tanto tiempo fue el mejor regalo que pude recibir. Mi madre hizo un pastel, cantamos y comimos. No tenía muchos amigos, por lo que mis cumpleaños eran celebrados de una forma sencilla.

Los años de horror de mi infancia comenzaron al día siguiente. Despertamos con un grito de mi padre. Me levanté de la cama asustado y corrí a la habitación de mis padres. Al llegar me encontré con mi
madre sentada en la cama, con una mirada desencajada y mi padre de pie gritando. "¡Dios mio, Dios mio! ¡Mi brazo ha nacido de nuevo! ¡Tengo dos brazos otra vez!". Apenas me mantuve de pie, intentaba entender lo que sucedía. Por más que él insistía en decir que su brazo había crecido de nuevo, cualquiera podía ver que él continuaba incapacitado. Corría por la casa tomando objetos imaginarios y gritandonos: "Ven eso?‚ Están viendo eso?". Intentó conseguir un empleo, pero no pudo porque no tenia el brazo, cuando contó y "mostró" a sus amigos, nadie era capaz de ver su brazo, pero él se afianzaba en su posición.

De ser un hombre deprimido, él pasó a ser un sujeto agresivo con cualquiera que no creyera en su historia del brazo imaginario. Eso no resultó en ningún problema durante un buen tiempo, hasta que comenzó a decir que unas escamas le habían comenzado a nacer en el brazo. decía que poco a poco iba perdiendo el control de aquel miembro, como si pudiera controlarse a si mismo. Y así comenzaron las noches de sueño perdido debido a los gritos de mi padre. Con mucho esfuerzo un médico lo examinó y concluyó que era esquizofrénico.



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