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Cuando el dolor de espalda llega, lo mejor es recurrir a medidas extremas

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Cuando el dolor de espalda llega, lo mejor es recurrir a medidas extremas.


- Jajaja

- ¿De qué te ríes? – contesto Saitama confundido

- Es que me da cosita que me toques – alego su vecina entre risas, y como no, si el chico de la capa tenía las manos más frías que una morsa recién salida de las aguas del Ártico.

-Jeje, este bueno ¿Comenzamos o lo hacemos otro día?

- No, lo necesito hoy

- Está bien

Tomo dos botellas de aceite, uno de menta y el otro de canela, agrego parte del liquido en sus manos comenzando a frotar estas para comenzar a calentarlas, estaba nervioso nunca había hecho este tipo de cosas y mucho menos que le fueran a pagar por sus servicios.

Coloco ambas palmas sobre la espalda desnuda de la chica que yacía recostada sobre la mesa.

- Muy bien aquí voy – dijo decidido

- Se gentil – respondió ella

Comenzó frotando la parte del moretón a lo que la chica soltó un gemido.

- ¿Estas bien?

- Si, no te preocupes

Poco a poco se fue acostumbrando a la forma en que le ofrecía el masaje aquel héroe calvo, debía admitirlo, a Saitama se le daba sobar la espalda.

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- Voy a hacerlo mas fuerte

- Bien

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- ¡Ahí! ¡Ahí! ¡En ese punto Saitama! ¡Oh! ¡Oh! ¡Ah! ¡Frota Saitama! ¡Ahí!

- Entendido

- ¡Que rico lo haces Saitama!

 .

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- ¡No! En ese lugar no... ¡me va a doler!

- Tranquila, si te duele muérdeme la mano

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- Listo, hemos terminado vecina

- Podrías pasarme mi ropa (no piensen mal)

-Si 

Camino al sofá donde su camisa estaba botada, estaba sudando demasiado por el masaje y no planeaba mojar la remera de su invitada; velozmente seco su frente y manos con una toalla para entregarle su camiseta. 

Se volteo mientras la vecina se colocaba su sostén y la blusa, ante todo las formalidades. 

- Realmente me dejaste exhausto. Uff que calor – y ahora Saitama retiraba la parte superior de su pijama revelando el tan pulido torso lleno de sudor.

- Bueno creo que es mejor que me retire, tengo que ir a comprar algunas cosas para pagarte el favor. Tarta de mango, no se me olvida.

Rápidamente se desplazo a la puerta del apartamento de Saitama, la abrió de golpe revelando a un rubio parado frente a esta con un semblante serio y una mirada que si no te mataba posiblemente lo haría en poco tiempo.

- ¡Sera mejor que la próxima vez lo hagamos en tu apartamento! – grito el no tan mayor que se encontraba dentro de la casa – ¡Hemos hecho un completo desastre!

- Juro que no es lo que piensas 



Genos ¿Un joven sin corazón? (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora