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Nunca hagas enojar a un calvo, podrías morir si eres humano

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Nunca hagas enojar a un calvo, podrías morir si eres humano.


- ¿Qué es lo que ves? – dijo Saitama a su vecina que no apartaba la mirada.

- Nunca lo había notado, pero Genos tiene un buen trasero

- ¿En serio?

- Si, mira

Ambos sujetos tomaron asiento en el sofá sin quitar la vista del rubio que preparaba la comida, por alguna extraña y morbosa razón la chica comenzó a entre cerrar sus palmas como si con estas apretara ese par de metálicos glúteos.

- Oye Saitama

- ¿Si?

- Y dime ¿Las tiene aguaditas o son de metal? – esto lo expreso en susurro para no ser escuchada por el cyborg

- Son de metal

- ¿Cómo lo sabes? Pillo... 7u7 – justo en ese momento Genos volteo encontrándose con una escena demasiado formal para ese dúo – Como te decía, la economía está muy dura en estos tiempos.

- Sí, tienes mucha razón, ¿Qué me dices del calentamiento global? – una vez más volvió a lo suyo, realmente le sorprendió que su sensei estuviera al tanto de ese tipo de asuntos, no cabía duda estaba orgulloso de él, era todo un ejemplo a seguir.

- Entonces... ¿Cómo sabes que las tiene duras? – insistió, la curiosidad la mataba.

- Lo vi cuando hicimos nuestro examen para volvernos héroes

- Oh ya ve--- ¿ESPERA QUE? ¿USTEDES SON HEROES? – por poco Saitama se cae del sillón si no fuera por los brazos de ella que lo sujetaron del cuello.

- Dime que no es verdad... – dijo totalmente decaído, no podía creer que después de todo este tiempo nunca se hubiera dado cuenta.

- Je... Je... Je...

Inmediatamente como cualquier persona que se pueda llamar "común" trato de animarlo, claro está que a su forma. ¿Y que cual era esta forma? pues que les puedo decir, tal era la culpa que hizo lo primero que se le vino a la mente, así es, le dio un beso en la calva. Claro está que tomo medidas de seguridad:

1: Que Genos no estuviera observando.

2: Cerciorarse de no tener ningún tipo de tinta en los labios.

3: No hacer alguna estupidez.

4: Aguantarse un pedo que tenia atorado.

.

.

.

El cyborg término de sazonar los filetes a lo que ella rápidamente se levanto para ayudar a preparar la mesa, no sin antes darle un vistazo más a la cochera del chico.

- A todo esto ¿Cuál es tu nombre? – esta vez fue él quien comenzó la conversación mientras colocaba los cubiertos, era la primera vez que conversaban sin que la mirara de mala forma, aunque  ya estaba acostumbrada a ese tipo de trato.

- Mitchjuss Frick, pero para los amigos soy Mitch o Juss como quieras llamarme – lo dijo con una sonrisa.

- Está bien Juss

Por otro lado Saitama simplemente estaba sentado observando la pared como cuando recién te levantas de la cama y quedas viendo un punto fijo.

- ¡Sensei! ¡La comida esta lista! – camino lentamente hasta el comedor donde sin pensarlo dos veces sirvió algo de té verde a cada uno, el ambiente estaba totalmente en silencio, Genos y Saitama observaban comer a Juss como una bestia hambrienta.

Los minutos pasaban y ninguno de los presentes se dignaba a hablar, si pudiera colocarlo en palabras de guerra diría que Hitler, Mao y Napoleón estaban a punto de causar el desastre del siglo, alguien debía de romper el hielo pero nadie se dignaba a hacerlo. 

La mesa era bajita y redonda por lo que debían sentarse en el suelo sobre un cojín. Poco a poco el rubio se acercaba a la chica apoyándose de la madera y sin previa anticipación metió su mano dentro del sostén, comenzó a mover esta cada vez más abajo hasta llegar a las costuras, con su palma tomo y alzo el pecho de Juss, posteriormente metió la otra mano solo que ahora ya estaba sobre la mesa pues sin darse cuenta subió ambas piernas. Saitama estaba completamente estupefacto por las acciones de su discípulo y qué decir de ella, tenía una cara que no me pondré a describir porque nunca terminaría.

Al sacar las manos revelo un par de calzoncillos.

- ¡Devuélveme eso! – el pánico la tenía en sus garras, estaba completamente roja.

- ¡Pero son míos! – grito el cyborg.

- No es verdad

- ¡Claro que si!

- ¡Los rojos son míos, los acabo de comprar esta mañana!

- ¿Estos? – exclamo con total molestia, en efecto, había una tanga roja y un bóxer azul.

- No los muestres. ¡ERES UN PERVERTIDO!

- Chicos tranquilícense – intervino el calvo con total naturalidad, no obstante fue ignorado – ¡Chicos! –una vez mas fue apartado de la disputa, no lo notaron, pero Saitama estaba completamente enojado. 

En un instante se traslado hasta el ventanal del edificio con esos dos siendo jalados de sus respectivas ropas, al llegar a su objetivo cerro la cristalera con llave además de poner un muro de muebles para impedir la entrada.

Genos sin perder tiempo salto del balcón hasta llegar al pavimento. Y bueno... ella posiblemente muera de hambre y frustración.




Genos ¿Un joven sin corazón? (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora