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Noche de besos, masoquistas e impertinencias según la hojalata andante.

Al entrar a casa pudo sentir como su corazón latía a gran velocidad, sentía un sinfín de sentimientos acumulados que no podía rechazar de ninguna forma, las luces estaban completamente apagadas, no había el menor ruido.

Como si sintiera su presencia ojeo hacia el balcón, en efecto, su sensei se encontraba en ese lugar... sentado, observando al cielo con franqueza mientras acariciaba un gato negro que le hacía compañía.

_Genos – sin levantar la mirada realizo una señal para que este se acercara – se acabo el sake, ¿puedes ir a traer mas?

_Ya lo eh traído – acto seguido saco las tres botellas de bebida, se agacho para poder tomar uno de los pequeños vasos que se encontraban en el suelo, no obstante este se la arrebato comenzando a beberla toda de un trago – Sensei ...! Tranquilícese.

_LLAMAME SAITAMA... HIP – esta vez su voz se mostraba autoritaria y en mal estado – Hoy... hip... hoy... no quiero hablar de esto, soy... hip... patético – lo tomo por la camisa acercándolo lo suficiente para que este pudiera sentir el olor a sake – TU LO SABIAS ¿NO ES VERDAD?

Tenerlo tan de cerca ya era una horrible tentación, no presto atención a las palabras del calvo, era más que obvio que estaba dolido por algo, y sabía muy bien quién era ese algo, pero como había dicho Juss esta era su oportunidad, no debía dejarla pasar bajo ningún régimen.

Le dio un beso, pero no cualquiera, ese era el primero en la vida de el cyborg, era especial, sin darse cuenta Saitama cerró los ojos sorprendiendo al chico, el no tenía experiencia o al menos eso era hasta que llego a la farmacia, por primera vez se sintió más que agradecido por las lecciones de una fujoshi, practicar con el muñeco de reanimación había servido de mucho, además de que esta marioneta también carecía de cabello haciéndolo de alguna extraña forma más realista y fetichista.

Ahora el inexperto era el no tan mayor, los papeles se habían invertido de un momento a otro, ya no lo veía como su discípulo si no como alguien completamente superior.

Sus manos comenzaron a colarse por debajo de la sudadera haciendo contacto su caliente piel con el frio metal, Saitama reacciono ante esos dedos tan helados separándose de el "esto está mal" pensó por un momento, después sintió como el rubio le empinaba toda la botella de alcohol casi ahogándolo.

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Cuando se dio cuenta ya estaba en la alfombra de la sala bajo el chico que lo observaba de forma común, supuso que en ese estado ya era normal ver de manera sexy a Genos, tanta bebida ya lo había dejado ciego. Ninguno de los dos reaccionaba, simplemente se quedaban viendo como un par de idiotas.

_Este... vas a seguir

"Cuando lo tengas en tus manos te aras del rogar" otra vez las instrucciones pasaron por su sistema, estaba dispuesto a acatarlas a la perfección, después de todo estaban funcionando.

_Veras.... – dijo Saitama nervioso

_ ¿Veras?

_Ya se me paro...

Bajo lentamente los pantalones de su sensei, cada toque de él contra su ropa lo hacía pensar en las muchas ocasiones que dormía a escondidas aferrado a una de sus camisas, olfateando una y otra vez su olor. Poco a poco fue desprendiéndolo del bóxer verde para después abrir sus piernas y colocarlas sobre de sus hombros, miro hacia abajo quedando estupefacto ante la vista.

_Veo que la calvicie también llego aquí

Genos, matando la pasión desde tiempos inmemorables, aunque a pesar de todos sus errores aun era posible cocinar un huevo frito sobre el metal de su cuerpo, eso lo hacía demasiado especial, el podría ser la esposa perfecta o al menos eso creía Saitama cada que lo veía con el mandil puesto.

El chico compuesto de complicados mecanismos comenzó a desabrocharse el pantalón con dificultad, si..., la cremallera se atoro en el peor momento.

_E... espera... Ge... Genos, Tú no tienes... te vi en el examen físico

_Sensei, puedo comer e ingerir líquidos, de alguna forma tengo que desecharlos – después de estas complicadas palabras que aun no lograba consumir el sometido, este acciono una función de su cuerpo liberando un miembro muy parecido al del ser humano, bueno, no es que diga que Genos no sea normal, pero ustedes saben, la imaginación vuela con tan complicado personaje.

Tomo el frasco de vaselina y con un par de sus dedos agrego una pequeña porción de esta., comenzó frotando lentamente contra el culo de su maestro, la sensación que podía provocar su discípulo en él lo hiso recordar algo que hace mucho tiempo había olvidado, así es, esto era excitación, Saitama comenzó a gemir y retorcerse en la alfombra intranquilizando al cyborg, entendía que era el momento de hacer de las suyas.

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Una y otra vez embestía al hombre más fuerte, no era tan doloroso, Genos se había puesto un condón para hacer más accesible la entrada, todo esto recomendación de la farmacéutica obviamente.

Escucharlo decir su nombre una y otra vez era de su total agrado, nunca figuro estar en una situación así, Saitama sonrojado por él, únicamente por él, se consideraba egoísta no obstante nadie lo podría amar más que el mismo.

Ambos ya estaban en su límite, el sudor era presente en sus rostros, el celular sonaba una y otra vez, posiblemente por parte de la asociación de héroes pero que importaba ese era su momento, solo suyo. Estaba consciente de que lo que estaba haciendo era más una violación que algo amoroso y pasional aunque ya después el se encargaría de enamorarlo o por lo menos esa era la idea.

Sintió como el metal se hundía con la presión del que ahora se aferraba a su espalda, ese fue su primer orgasmo, ahora comprendía porque a los perros les encantaban estar pegados, el porqué las moscas perdían sensibilidad posible como para arrancarle las alas, toda una lección de sexología en su cerebro.

Cuando se dio cuenta su sensei ya estaba dormido, lo comprendía, tanto alcohol y toda la acción de esa noche debió dejarlo exhausto; lo arropo limpiando su sudor y dándole un beso en los labios, posteriormente lo llevo al futon recostándolo además de abrigarlo con una sabana.


...Al día siguiente...

Saitama despertó mirando los rayos del sol y levantándose para dirigirse a la cocina donde el rubio lo esperaba con una gran sonrisa.

_Me duele la cadera – dijo sobándose – creo que bebí mucho anoche, no recuerdo nada....

Luego de esto se vio a Genos golpearse la cabeza una y otra vez contra el refrigerador.



Genos ¿Un joven sin corazón? (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora