Capitulo 4

130 8 2
                                    

EVA

No me lo podía creer, ya estaba acabando el instituto, pronto llegarían las vacaciones y nos iríamos de aquí.

En todo este tiempo, la verdad, no han pasado muchas cosas interesantes, no tenía tiempo de nada, sólo de estudiar, estudiar y, por último, estudiar.

Cuando Raúl vino hacia mí, me quedé sin palabras, esperé a que se pusiera delante mía y empezara a hablar.

- Vaya, veo que vivimos casi al lado- dijo con una sonrisa.

- Sí, eso parece.

- Por cierto, quiero decirte una cosa que no me dió tiempo en la cafetería- dijo pensativo.

- A ver dime- dije muy nerviosa, estaba temblando.

- ¿Qué te parece si me das tu número de teléfono y hablamos por ahí?, me pareciste muy simpática y así no perderemos el contacto.

Me quedé de piedra, no podía moverme, no sabía hablar. Lo conseguí, conseguí su teléfono. En ese momento era la más feliz del mundo.

- Claro que sí.

A partir de ese día, no dejamos de hablar, era super simpático, y la verdad, me gusta bastante pero no me atrevo a decírselo. No suelo expresar mis sentimientos, me los guardo para mí sola, y a veces, eso me afecta mucho porque no tengo apoyo de nadie.

Gracias a Raúl, he conseguido olvidarme de Lucas, aunque no del todo, pero ya me da igual si está con Karen o con otra chica, porfín he podido pasar página.

Estos días, mis amigos y yo hemos estado hablando del tema de las vacaciones, estamos todos super ilusionados, nunca se me habría ocurrido ir a una cabaña, aunque me daba un poco de miedo estar solos en el bosque sin nada alrededor, sólo árboles.

Ahora sólo quedaba que mi madre me dejase ir, ese era el real problema. Es difícil decirle a tu madre que quieres irte con tus amigos al bosque 3 meses. Muy difícil. Pero hoy tenía que decírselo.

- Hola mamá, ¿podemos hablar?- dije en el tono más simpático que pude.

- Hola cariño. Claro, dime.

- A ver, mis amigos y yo llevamos un tiempo planeando nuetras vacaciones, porque ya que nos vamos a separar en el siguiente año, queremos pasarlas juntos. Hemos pensado en ir a una cabaña en el bosque, está muy bien, no está muy lejos de aquí y es bastante barata.- mi madre se quedó con la cara hecha un cuadro cuando se lo dije, me esperaba lo peor.

- Eva, dile a tus amigos que tú no vas a ningún sitio.- dijo bastante enfadada.

- ¡Pero por qué mamá!- ya me estaba alterando.

- Está bastante claro el por qué. No sois ni mayores de edad como para iros solos al bosque.

- Pero somos muchos y vamos a estar solos allí, no va a haber nadie. Sería un sueño para mí ir, porfavor.- dije suplicando a punto de llorar.

- Hija, lo hablaré con tu padre, pero no te aseguro nada.- me dió un beso y se fué.

Tenía que hacer lo que fuese para ir, a todos mis amigos les dejan, solo faltaba yo por decir si voy o no. No puedo quedarme aquí sola todo el verano. Tendría que esperar a que mi padre dijera que sí.

Los siguientes días se me hicieron eternos, tenía muchas ganas de que llegase mi padre y saber si me dejaban o no. Mi padre trabaja en Francia y solo viene algunas semanas.

Llegó el viernes y mi padre porfín vino. Estaba muy nerviosa, yo no le diría nada, mejor que se lo explicase mi madre que tiene mas paciencia que yo.

Mientras estaba estudiando, mis padres entraron en mi habitación.

- Eva, ya me ha dicho tu madre lo de las vacaciones.

No dije nada, no podía hablar, había llegado el momento, en ese instante sabría si me quedaba todo el verano sola aquí o lo pasaba con mis amigos en ese espléndido lugar.

- Hemos pensado que bueno, es una experiencia nueva para tí y puede estar bien.

- ¡No me lo puedo creer!- dije levantándome y dando saltos.

- Pero solo te ponemos una condición: tu hermano va a ir contigo.

En ese momento paré de saltar, paré de gritar e incluso, paré de respirar. Me quedé sin habla, no podía pasar todo el verano con mi hermano, no podía. Nos llevábamos fatal, no nos soportábamos. Mi hermano tenía 18 años, no se por qué quería pasar el verano conmigo y con mis amigos.

No tenía ganas de pensar, en ese momento lo único que me apetecía era irme a la cama y dormir, como si todo esto fuese una pesadilla.

La CabañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora