The Next Step: El Viaje De Nuestras Vidas

Puedes hacerlo

Richelle P.O.V.

Habíamos vuelto de la playa y fuimos a la feria a comprar más churros para Noah y también para Riley por si ella también quería y hablando de ella, hoy no le ha terminado de ir bien el día porque justamente cuando nos la estábamos pasando tan bien vino el señor James a arruinaron todo, intentamos Emily, Noah y yo en salir de la situación pero no funcionó.

Digamos que Riley no se salvo y le tocó quedarse en la playa con James hablando y me gustaría saber que pasa lo se, soy un poco curiosa pero son Jiley y es serio de lo que estamos hablando, me gustaría saber si han terminado o si han vuelto yo sólo espero que hayan vuelto por la manera en la que está Riley de destrozada y se que James también esta mal, ojalá estén bien.

Noah P.O.V.

Después de dejar a James y a Riley solos hemos vuelto a la feria a comprar más churros para Riley y para mi. Ahora estamos caminando, volviendo a casa de Riley y Emily.

—Oíd chicos tengo una idea.—nos dijo Richelle.

—¿Que idea?—le pregunté confundido.

—Al habérnoslo pasado tan bien, ¿porque no hacemos una fiesta de pijamas y nos quedamos a dormir en algún sitio?—nos pregunto ella.

—Si, a mi me gusta la idea.—respondió Emily sonriente.

—A mi también.—dije yo feliz.—pero deberíamos decírselo a Riley también.—les dije a las chicas.

—Si, se lo diremos, pero cuando llegue porque seguramente tienen mucho de lo que hablar ellos dos.—me dijo Richelle.

—Si tienes razón.—le dijo Emily.—Pero podemos hacerla en mi casa nuestros padres, ellos están de viaje y vuelven en un mes así que...—nos sugirió Emil.

—Me parece bien.—dije yo.

—Y a mi.—dijo Richelle.

Mientras tanto seguimos caminando, a lo que llegamos a la gran mansión de los Beaton y entramos.

—Bueno, voy a preparar la habitación, los libros, el aire acondicionado, los juegos y los pijamas.—dijo mas para si misma.—¿Os podéis encargar de las palomitas, la pizza y la comida?—nos preguntó Emily.

—Esta bien.—respondió Richelle.

Entonces entramos en la cocina y la verdad era una cocina muy grande, yo llame a pedir una pizza y Richelle puso las palomitas al microondas. Luego puso una bandeja con chocolate, pastelitos y de todo.

—Oye tiene buena pinta.—le dije sonriente.

—Si, es verdad.—me dijo sonriendo.

Y entonces nos quedamos en un silencio cómodo y empecé a contarle chistes, la hacia reír y eso me hacía feliz.

—Vaya si que eres bueno contando chistes.—me dijo ella.

—Si, lo se.—le dije orgulloso.

Pero entonces encontré algo en la cocina que me llamo bastante la atención.

—¡Dios mío! ¡No me lo puedo creer!—dije en un grito, mirando a la pared.

—¿Que pasa?—me preguntó Richelle asustada.

Me acerqué al objeto y lo cogí

—Es una guitarra española, no me lo puedo creer.—le dije mirando a la guitarra.

—¿Jamás habías visto una?—me preguntó confusa.

—Pues claro que si, pero estas guitarras vienen de España, ¡ESPAÑA!—le dije asombrado.

—¿Y sabes como usarla?—me preguntó ella.

—Pues claro que no aunque lo puedo intentar.—le respondí yo.

—Inténtalo.—me dijo ella en un susurro haciendo que la mirase fijamente.

—Pero si no he usado una en mi vida.—le respondí yo.—No se como hacerlo, ni si puedo.

—Pero yo se que si puedes.—me dijo mirándome dulcemente.—Pruébalo, no lo sabrás hasta que no lo intentes.—me dijo y ella tenía razón.

—Esta bien.—le dije yo.

Canté As Long as you Love Me en versión acústica y no paraba de mirar a Richelle cuando cantaba, es como si lo que cantará se lo dedicara a ella y lo vea reflejado también en ella. Sin darme cuenta había terminado.

—¡Dios! Noah no sabía que cantabas tan bien.—dijo aplaudiéndome.

—Gracias.—le dije sonriente.

—¿Los ves? Te dije que podías.—me dijo riendo.

—Si, tenías razón.—le dije con una dulce sonrisa.

Entonces nos abrazamos y cuando nos separamos nos empezamos a acercar y cada vez estábamos más cerca, el corazón se me saldría del pecho pero cuando estabamos a milímetros de distancia entró Riley de un portazo algo nerviosa.

—Hola chicos.—nos dijo desanimada y limpiándose las lágrimas.

—¿Estas bien?—le preguntó Richelle preocupada.

—No, no estoy bien.—nos dijo seria.

—¿Que ha pasado?—le pregunté.

—James y yo hemos terminado.—nos respondió de la misma manera.

Nos quedamos en shock.