La realidad es un infierno

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Riley P.O.V.

No me lo podía creer. Mis padres me habían dicho que mi hermana y yo teníamos cinco hermanastros que son sus hijos con la ex mujer de mi padre unos dos años antes de conocer a mi madre y de que Emily naciera.

Pero no me puedo creer que uno de mis hermanastros fuese Ella y tampoco me puedo creer que ella no me lo hubiera dicho, porque durante los tiempos libres le presenté a mis padres y a mi hermana, pero no entiendo porque no me dijieron la verdad.

Ahora estoy perdida, bueno no se que hacer. estoy con una sudadera negra con la capucha puesta y nos mechones de pelo salidos de ella, tengo puestos unos pantalones negros rotos pero sólo por la rodilla con mis botas negras.

Estaba caminando debajo de la lluvia mojada porque no me dio tiempo de coger un paraguas al salir de casa.

Y tampoco quería seguir en aquel infierno. Ya no se que hacer me pregunto ¿como acabe así?

Todo era perfecto antes de los Internacionales, James y yo estábamos bien y tenía una gran amistad y todo estaba bien pero ahora los hemos ganado y me he peleado con James pero hemos vuelto e igualmente las cosas entre nosotros no volverán a ser como eran antes.

Iba caminando por la calle, los coches pasaban y la lluvia no paraba y yo mirando al suelo caminando, no tengo claro en donde voy pero mientras que este lejos de mi casa estaba todo bien.

Ahora me pregunto si es realmente mi casa, porque sentía que lo era pero ya no se que pensar.

Estaba tan hundida en mis pensamientos que de repente me choque con alguien causándome caer en el suelo.

—Vaya lo siento mucho.—me dijo una voz masculina que me sonaba y levanté la cabeza para mirar a esa persona.

Luke P.O.V

Estaba regresando a mi casa ya que empezó a llover. Mientras que iba hacia allí, estaba cantando y moviendo mi sombrilla hasta que me choque con alguien al girar la esquina y sin querer esta cayó al suelo.

No se quien es pero tengo entendido que es una chica, aunque iba de negro y con capucha y no puede verle la cara muy bien.

—Vaya, lo siento mucho.—me disculpé alarmado.

—No pasa nada, no es tu culpa.—me dijo ella y entonces le tendí las manos para ayudarla a levantarse, me la tomo y cuando ya estaba de pie.

—Siento lo que ha pasado, estas empapada.—le dije disculpándome de nuevo.

—No tranquilo, ya estaba mojada antes de cruzarme contigo.—me respondió cabizbaja y entonces su voz me sonó.

La había oido en alguna parte, entonces levantó la cabeza levemente y le vi la cara. Era Riley pero ¿que hacía vestida así? no era su estilo y se notaba que estuvo llorando y su mejillas y labios estaban rojos por el viento.

—Riley.—dije en tono de saludarla.—¡¿Pero que haces así?! ¡Te vas a costipar! ¿Que te pasa?—le dije asustado, jamás la había visto así y nadie tiene motivos para estar en su estado.

Estaba helada, sus mejillas enrojecidas, ojos húmedos, pelo empapado y labios azules del frío al igual que sus dedos, toda ella temblaba del frío.

—Es una larga historia.—me respondió ella indiferente.—Y no te preocupes si cojo una pulmonía y muero, sería lo mejor para todos.—dijo irónicamente.—Ya no sería una carga mas.—me dijo finalmente susurrando.

—Oye no digas eso, ¿te has dado cuenta de que estamos a 13 grados?—le pregunté a lo que negó con la cabeza.—Aunque sea verano, te puedes costipar debes volver a tu casa y voy a llevarte.

—¡No!—me gritó exaltada.—¡Llévame en donde quieras pero en mi casa no!—me gritó y lagrimas empezaron a correr por sus mejillas.

—Vale, esta bien.—le dije rendido.—Pero tengo que hacer algo contigo, acompáñame a casa.—entonces me miró extrañada.—Está cerca y cuando pare de llover, te dejaré ir.—le dije finalmente, necesitaba ayuda no podía dejarla allí.

—Esta bien.—agregó agobiada, aun llorando.

—¿Porque estas así?—le pregunté acariciando le la mejilla que estaba roja y fría por el viento.

—Por culpa de la maldita realidad.—me respondió seria.

Me sentía mal por ella así que le di un abrazo y ella me correspondió, al parecer lo necesitaba.
Cuando nos separamos, le puse mi chaqueta encima y nos cubrí a los dos con el paraguas.

—Vámonos en mi casa, esta cerca de aquí.—le dije yo a lo que ella asintió y empezamos a caminar.

The Next Step: El Viaje De Nuestras VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora