Se acabó. Y esta vez no es por mí, es por tí.
Me he hartado de esperar a que aparezcas, y siento mucho no haberme dado cuenta antes.
Dejaste de valer la pena hace mucho tiempo, pero la alegría aún la vales, y por eso es tan difícil que me entiendas.
Cámbiaste mis lágrimas por abrazos, y te lo agradezco, pero los abrazos se acaban y las ganas de llorar nunca cesan.
Y era entonces cuando tu ya no estabas.
Eras el intermitente de mi vida.
Con muchas ganas de venir y pocas de quedarte.
Y ya no lo soporto más.
Te prometí ser sincera y aquí me tienes, preguntándome qué hago para merecer sentirme así, qué he hecho yo para tenerte a ti, mi bola de demolición.
Calmabas mis ganas de más pero te ibas una vez saciabas las tuyas, y eso es ser egoísta, y tú lo eras. Siempre lo fuiste...
Te quiero.
Pero eso no cambia nada.
Tus contras han ganado esta jugada y te toca perder, perderme a mí, a la persona que creías tener, a tu apuesta segura. Pero nunca me tuviste, no me gusta hechar raíces a la ligera, y tú no eras tierra fértil, y lo sabes.
Te deseo lo mejor, y ojalá encuentres un interruptor que te diga cuando dejar de parpadear y quedarte, porque de verdad que merece la pena el paisaje.
ESTÁS LEYENDO
Vacío inexistente
PoesíaSoy ese pequeño espacio de sentimientos vacíos que estuvieron llenos alguna vez. Quédate a escuchar...