**Parte 6**:

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(Narra Louis)

Diez minutos después de mi petición, (TN) abría la puerta de su habitación, completamente arreglada y vestida para salir, agarró bruscamente su bolso, lo colocó debajo del borde de la cómoda y arrastró algunos objetos hasta el mismo resquicio, hasta que cayeron en él (entre los cuales estaba el móvil, las llaves, y algo que no supe lo que era, pero que sonó extraño al tocar el fondo del bolso e hizo que (TN) se asustara y comprobase si se había roto algo, pero suspiró con alivio), agarró una delgada chaquetita y me miró sonriente.

-¿Listo?

-¿Lo dudas…?- antes siquiera de que acabase la frase, ella ya había agarrado el picaporte y había salido pitando escaleras abajo. Yo la seguía tan rápido como podía. Al llegar abajo, ella me tendió otras gafas de sol.

-Me temo que antes de nada vamos a ir a casa de un amigo a cogerte ropa que no vaya con tu estilo…

-¿Qué? ¿Es que no te gusta?- dije vacilándola, con tono sensual.

Ella rió y sacudió la cabeza, mirando al suelo para colocarse las gafas antes de que los potentísimos rayos del sol (que ese día brillaba por completo) le dieran en los ojos. La imité y salí detrás de ella, colocándome la capucha.

-No, no hagas eso…-dijo, susurrando con urgencia cuando me vio tras haber salido a la calle, y empujándome un poco en dirección al portal de nuevo.

-¿El qué?

-Ponerte la capucha… Pensarán que escondes algo, o que no eres de fiar…

-Pero si no lo hago me reconocerán.

-Créeme, estamos lejos de cualquier zona de adolescentes, este es un vecindario bastante viejo, por aquí no va a pasar nadie menor de cincuenta años menos nosotros, y no te ofendas, pero lo más probable es que jamás hayan oído nada de vosotros.

Ante eso, no pude alegar nada más. Cuando me la hube quitado, me sonrió conciliadoramente, me tiró levemente de la manga de la sudadera y me guió por un par de callejuelas más. Como dijo, no sólo no nos cruzamos con ninguna adolescente o fan, sino que además no nos encontramos con absolutamente nadie, las calles estaban desiertas.

Su amigo no vivía demasiado lejos. Antes de llegar a su casa, una duda me asaltó.

-Dices que este vecindario es muy viejo… ¿Por qué vivís aquí? ¿Por qué no vivís con otros jóvenes por ahí?

-Porque no somos ricas… O en este caso, porque nuestros padres nos quieren lejos de líos- me sonrió tristemente.- Pero bueno, este lugar me encanta, no me mudaría a la parte “joven” ni muerta… Compartir un apartamento así con mi mejor amiga es lo mejor que me ha pasado nunca. Ya hemos llegado.

Un chico de mi tipo más o menos nos abrió. Su estilo me asombró, un polo cuidado con una camisa de cuello asomando por debajo, unos pitillos negros, gafa-pastas… Muy pijo. Pero estaba muy seguro de que nadie (NADIE) me reconocería así. Si eso servía, estaba de acuerdo con el plan.

Pasamos directamente a su armario. Me tendió una camisa muy formal con unos pantalones pitillo beige claros. Me los puse sin rechistar y repeiné mi pelo de nuevo. Me miré al espejo y eché sin querer una gran carcajada: parecía que había raptado a un niño rico consentido y me había puesto su ropa, por no hablar de mi pelo… Completamente lacio, aplastado al cráneo, como si me hubiera lamido una vaca, básicamente.

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(Narras Tú)

Tu amigo y tú oíais las carcajadas de Louis en el interior del baño, y os mirasteis algo preocupados… Aunque cuando salió, secándose algunas lágrimas de la risa, os unisteis inmediatamente a la diversión. Dios, ese no era su estilo, no parecía él. Tras un par de  minutos y unos pinchazos en las mejillas y en el diafragma de tanto reír, Louis y tú os despedisteis y salisteis a la calle.

Imagina...(de Ana Norwegain)Where stories live. Discover now