Me imagino que usted es Amber Wilson

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Narra Amber:

El coche se estaciono de golpe haciendo que despierte de mi cálido sueño. Papá me observo por el espejo retrovisor frunciendo el ceño y mamá tenia fija su vista hacia un coche que se encontraba frente al nuestro.

-Consideras el Costo de este curso ¿Verdad Amber?

Asentí mirando a un punto fijo.

-Solo trata de no decepcionarnos y, haz tu mejor trabajo-dijo prepotente-destaca en algo querida, Trata de ser como tu hermana, que en paz descanse.

Y así es como sentía que el pequeñito muro de fuerza que lograba construir, se desmoronara, por completo.

Y volví a Asentir. Haciendo caso omiso a todas las palabras que se acumulaban en mi pecho agarre el bolso que contenía el materia necesario y me apeé.

El sonido del fuerte golpe de una puerta me aturdió, sabía que esa no fui yo, no podía, cada cosa que hacía, por más hastía que estuviera, lo hacía con suma delicadeza, tratando de pasar desapercibida y, obviamente no podría hacer eso al preciado coche de mi padre.

Menudo materialista.

Mire a mi lado izquierdo de dónde provino aquel golpe encontrándome a la figura de un muchacho que prestaba escasa atención a lo que le decía una mujer, muy bella por cierto. El chico agarro con desprecio una bolsa que le extendía por la ventana de aquel deslumbrante coche y sin más,camino con los puños apretados hacia la entrada del mismo lugar donde yo me dirigía.

-Amber-me acerque a la ventada de copiloto-Recuerda di que vienes de parte de Cooper Wilson -dijo mirando su nueva manicura.

Que orgullo.

Estaba a punto de decir un lindo día a mis padres, pero estos arrancaron y se perdieron por las alumbradas calles. Dejando una hija con un gran vacío y deseo de que se poncharan sus llantas en el camino.

Camine vacilante hacia la entrada .La puerta era muy elegante y encima de ella estaba un cartel de madera color beige con un escrito de café obscuro:

Artelier, Pintura y dibujo.

Con cierta emoción ingrese al lugar que a decir verdad era muy bello, estaba colmado de cuadros y pinturas, cada una se ganó el recorrido de mi mirada, hasta que una voz me aparto del mundo en el que solo se encontraban las pinturas y yo.

-Me imagino que usted es Amber Wilson-dijo una delgada mujer con varias capas de maquillaje.

- ¿Me conoce? -pregunte un poco sorprendida.

-Claro que si-me dedico una sonrisa de dulzura-Imposible no reconocer esos bellos ojos que a heredado de su madre.

-Ah-rasque mi nuca con incomodidad-Sí, vengo por el curso, supongo que ya le han comentado algo al respecto.

La expresión de la mujer cambio, haciéndome suponer que le había sorprendido el poco interés que tenía hacia mi apellido, hacia mi familia, hacia todo.

-El joven y usted ingresaran dentro de 5 minutos-tomo un bloc de notas y empezó a escribir algo-Cuando comience la siguiente clase que será de dos horas-me extendió un lapicero y un pequeño papel -Firme aquí, es necesario para el ingreso en el curso.

Mi vista se dirigió al muchacho que había azotado la puerta de su coche, se encontraba sentado en un pequeño sillón, sus hombros yacían sobre sus piernas y sus manos se encontraban en su cabello carbón, su postura irradiaba impaciencia y enojo.

La señora del mostrador carraspeo para atraer mi atención, seguía extendiendo el lapicero y el fino papel, ladee un poco la cabeza al tomarlos pero finalmente con una firma muy deforme confirme mi inscripción en el curso.

Una chillona alarma hizo que todos nos sobresaltáramos incluyendo al chico que, se levantó con mala gana del costoso sillón y con paso pesado se situó a mi lado.

Los pares de pasos se extendían por la planta de arriba y en cuestión de segundos aparecieron varios chicos y uno que otro adulto. Me había centrado tanto en la decoración que no me percaté de que lado derecho del mostrador se extendían unas gradas de porcelanato y, al otro lado un gran pasillo.

Esta vez alguien carraspeo para obtener mi atención y no fue la señora, fue el chico, me miro con el ceño fruncido y la mujer hizo un ademan.

-Suban a la segunda planta, segunda puerta a la derecha, espero que disfruten el curso.-dijo con cierto entusiasmo.

Los dos asentimos simultáneamente y subimos las gradas esquivando uno que otro cuerpo que descendía. Y así llegamos a la puerta correcta donde se encontraba plasmada una frase.

"El arte es sobretodo un estado del alma"

Y esto me hizo dudar, ¿Podrían saber a través de una pintura el estado de esta alma?

¿Podría conocer a fondo a mis compañeros por sus trazos?

No lo creo.

-o-

Hola gracias por su apoyo y sus lecturas gracia por votar y comentar!

besos *u*













Mi deforme arte.(En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora