Prólogo

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-¿te vas?-preguntó Samanta con la voz quebrada. La noche estaba fría pero no era eso lo que la hacía temblar.

-sí, me voy-respondió Liam y se acercó a la joven con un pequeño sentimiento de tristeza.

Samanta bajó la cabeza y una pequeña lágrima corrió por su mejilla, el viento le sopló el cabello y Liam se acercó a ella, la envolvió con los brazos y ella le devolvió el abrazo temeroso mientras se estremecía, un sollozo se escapó de sus labios.

-no me dejes...-susurró Samanta y enterró la cara en el pecho de Liam

-Sam, preciosa, tengo que irme...-Liam rompió el abrazo y levantó el mentón de la joven para mirarla a los ojos verdes oliva que le encantaban.

-no es cierto-recriminó y dio un paso hacia atrás pero sin soltarle la mano al chico.

-me debo ir...

-te quieres ir-corrigió Sam y otra lágrima escapó de sus ojos.

-sí, es cierto-aceptó Liam y a Sam se le aceleró el corazón de tristeza-me quiero ir.

-vas a dejarme-la voz de Sam sonaba quebrada y olvidó eso de no llorar.

-Sam, volveré-aclaró Liam y ella negó con la cabeza mientras miraba hacia otro lado.

-no quiero que vuelvas, quiero que te quedes-dijo Sam y miró la luna que resplandecía en lo alto del cielo.

-preciosa...-susurró Liam y a Sam la abordó el enojo por esa simple palabra.

-no me vuelvas a llamar así-dijo y lo miro a los ojos café caramelo que brillaban por la luz nocturna-no quiero escucharte decirlo de nuevo-le soltó la mano y dio otro paso atrás-no tienes derecho a decirme así.

-Sam, ¿Qué pasa?-Liam se sorprendió por la reacción de Sam y dio un paso al frente.

-me vas a dejar-rompió en llanto y se sorbió la nariz mientras reía carente de humor-y yo de tonta que creí que era algo para ti.

-lo eres-Liam aclaró rápidamente y le dolió el inminente rechazó de la casi niña-eres mi mejor amiga, mi preciosa...

-pero yo no quiero ser solo eso-Sam se sorprendió de haberlo dicho y bajo la cabeza avergonzada por decirlo en voz alta.

-¿Qué has dicho?-preguntó Liam incrédulo

-que te quiero-se obligó a decir

-y yo también...

-pero tú me quieres como una hermana...

-eso es lo que somos-dijo Liam y ella levantó la cabeza

-no, no somos hermanos, no somos nada-corrigió Sam mientras el despecho crecía en su interior.

-somos amigos...

-y hasta allí llego nuestra amistad-Sam estaba cansada de ocultar lo obvio y que él no se diera cuanta de su amor-hasta aquí llego esto. Estoy enamorada de ti desde que tengo prácticamente memoria, siempre me has gustado y esto solo sirvió para darme cuenta que te quiero.

-Sam...-susurró Liam absorto en las palabras de Samanta y en la sinceridad de su voz.

-lo sé, lo sé, tu solo me quieres como una hermana, sé que soy muy pequeña para ti, sé que no te merezco y que no valgo...

-¡detente!-pidió Liam y caminó hasta toparse con su pequeño cuerpo-preciosa, ¿Por qué nunca me dijiste nada?-preguntó mientras colocaba un mechón de su cabello rubio detrás de su oreja.

-no tenía sentido, tu no me ibas a ver de otra forma, además era muy evidente, tu solo fuiste un tonto que no te diste cuenta...

-sí, cierto, no me di cuenta-Liam en todos esos años jamás la había mirado de otra forma que no fuera como amigo, vecino o hermano mayor.

-y es una tontería que te lo diga cuando estas a unas horas de irte del otro lado del mundo-la sola mención de eso le hizo más difícil respirar.

-Sam, yo no puedo quererte como tú quieres-y allí, exactamente allí fue donde el corazón de Samanta Miller se rompió. Ella se apartó de él y se dio media vuelta.

-que te vaya bien, Liam-dijo Samanta con la voz más tranquila que pudo aparentar.

-preciosa...

-te pedí que no me volvieras a llamar así-las lágrimas empezaron a caer y caer con la amenaza de nunca detenerse.

-Samanta, perdón-dijo él y la obligó a mirarlo-nunca me di cuenta de tus sentimientos hacia mí. Soy muy grande para ti-aclaró y le limpió las lágrimas con el pulgar.

-solo por dos años-interrumpió ella en reclamo-solo tienes 16 años.

-y tú 14-concordó él y negó con la cabeza-lo siento, Sam.

-yo también, siento que una amistad de toda la vida se acabé así...

-no porque no te corresponda debemos de dejar de ser amigos-dijo él

-no es por eso, es porque te vas-él ya le había explicado sus motivos para irse durante todo el verano pero ella aun no los aceptaba.

-seguiré en contacto contigo, seguiremos siendo amigos-dijo él y ella lo abrazó de nuevo.

-¿lo prometes?

-sí, lo prometo-dijo él y le abrazó con ternura, luego la alejó un poco y le plantó un beso en la mejilla con una esencia diferente a todos lo que le había dado-yo también te quiero...-eso dejaba mucho a la imaginación pero obviamente Sam no se quería hacer ilusiones.

-adiós, Liam-dijo ella cuando al fin lo soltó.

-adiós, Sam-empezó a descender del tejado de la casa de ella antes de echarle un vistazo más.

-¡Liam!-gritó ella para llamar su atención cuando él se disponía a correr devuelta a su casa. Él volteó a verla-Cuéntame de ti...-él asintió y desapareció entre las sombras de la noche.

Al día siguiente, los Hall despidieron a su único hijo antes de que se fuera a un internado en Londres.

Samanta decidió no despedirse de él y se conformó con verlo marcharse desde su ventana.

Tuvieron que pasar dos años para que Samanta Miller dejara de esperar una llamada o un mensaje de Liam Hall. Tuvieron que pasar dos veranos para que se diera cuenta de que él nunca la quiso.


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