Capítulo 7

38 4 1
                                    


-¡no lo puedo creer!-exclamó Emily cuando le terminé de contar sobre el encuentro que había tenido con Liam esa mañana-¿y no te desmayaste?-preguntó riéndose y yo le di un leve codazo en las costillas.

-ya deja de exagerar-dije al verla tapándose la boca-solo hablamos.

-y te volvió a decir preciosa-dijo y se levantó de mi cama.

-bueno, sí, pero eso no es nada emocionante-me senté más recta y la mire aparentando seriedad.

-el tipo se va cinco años, no te habla y no te escribe, y de repente se aparece en la puerta de tu casa llamándote preciosa, ¿eso no es emocionante?-preguntó mientras se dejaba caer en una silla.

-no lo sé-respondí con sinceridad y me dejé caer hacia atrás en la cama-todo fue rápido, cortante y sorprendente...

-te sigue gustando-aseguró Emily

-no, claro que no-dije y me pase una mano por la cara.

-entonces, ¿no estabas nerviosa cuando te habló?-se acuclilló a un lado de la cama y me miro esperando una respuesta. Esta chica quería información.

-yo no...-comencé a decir, pero un ruido sordo me interrumpió. Emily y yo corrimos a asomarnos a la ventana para ver al patio vecino en busca de la fuente del ruido.

Liam había prendido la podadora de césped de Benjamín, su padre, y ahora estaba trabajando en el patio...sin camisa.

-wow-soltó Emily y sus ojos negros relucieron-¿Quién es ese guapo?-una risita se me escapó y negé con la cabeza.

-Emi, te presento a Liam Hall-dije y ella volteó a verme incrédula.

-oh por dios-volvió su mirada hacia Liam-¿de verdad no te desmayaste?-preguntó y se abanicó la cara con una mano-ese tipo hace temblar a cualquiera.

-estás loca-dije y me di permiso de observar a Liam. Trabajaba bajo el cálido sol de verano y su piel dorada brillaba. Su cabello negro se veía más vivo y su cuerpo se veía...mejor. Con cada movimiento que hacía sus músculos se flexionaban... su abdomen se veía definido y marcado... ¡alto!, tierra llamando a Samanta.

-y no te gusta-bromeó Emily mientras yo me espabilaba y me alejaba de la ventana.

Me senté en la silla en la que había estado sentada Emily.

-¿podrías dejar de ver a Liam y venir a hablar conmigo?-pregunté y le señalé la cama.

-lo siento-dijo y se sentó donde le había indicado-pero es que Liam es...

-no lo digas, ¿sí?-yo misma lo había visto, no necesita que mi amiga lo repitiera.

-como quieras-dijo y alzó las manos en señal de rendición.

Tocaron a la puerta y luego mi mamá entró.

-ya pueden bajar a comer-dijo sonriendo mientras pasaba una de sus manos por el rubio cabello que yo había heredado.

-sí, ya vamos-dije y le devolví la sonrisa.

-está bien, no tarden-retrocedió-iré a buscar a tu hermana.

-el punto en todo esto, es que no puedo quedarme más tiempo aquí-dije y señalé la ventana-no con un Liam así allá afuera-bromeé.

-eso es entendible-dijo y se cruzó de brazos-pero yo no puedo hacer nada.

-¿Por qué no nos vamos antes de lo previsto?-pregunté

-solo faltan tres días-se encogió de hombros-no vas a morir por aguantarte un poco más, ¿o sí?-

-no-dije accediéndole la razón

-pero si quieres puedo venir a quedarme contigo para que no sufras sola viendo a Liam todos los días-sonrió y yo negué con la cabeza.

-eres terrible-aseguré y ella estalló en carcajadas.

-mejor vamos a comer-dijo levantándose de la cama-antes de que tu mamá venga a jalarnos de la oreja por tardar tanto.

-en ese caso, eso sería tu culpa-dije y me levanté de la silla.

El sonido de la podadora se detuvo y las dos instintivamente volteamos a la ventana.

-no debería estar haciendo eso-dijo Emily y gesticuló como si se tratase de una pena-ese cuerpo fue hecho para ser trabajado no para trabajar.

-vámonos-ordené y la arrastré fuera del cuarto.

Bajamos las escaleras riéndonos por las ocurrencias de Emily pero al llegar a la cocina ambas nos congelamos.

El sonido de la podadora se había detenido por que ahora Liam estaba de pie en medio de mi cocina mirándome divertido.



Cuéntame de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora