Capítulo 4

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Desperté temprano por la mañana y en cuanto abrí los ojos me puse en acción. Esa mañana decidí no ir a correr pues no me sentía de humor así que mejor me puse a ordenar mi habitación y la casa entera.

Mi mamá y mi hermana dormían aun, así que procuré hacer el menor ruido posible mientras limpiaba la cocina y el baño.

Cuando acabé de limpiar la casa, saqué la basura y después subí a mi habitación a bañarme. Me tomé más tiempo de lo habitual y cuando salí, el sol ya se empezaba a enfilar al mediodía, me vestí con un short de franela y una blusa de algodón, volvía a ponerme las pantuflas y me dejé el cabello suelto para que se secara.

Luego me dispuse a hacer el desayuno, no es que fuera excelente haciéndolo pero tampoco se me quemaba la comida. Cociné huevos revueltos y tocino, café y jugo de naranja.

Ya casi eran las nueve de la mañana y la casa permanecía en silencio, el vecindario se veía solitario desde la ventana de mi cocina, así que me serví una parte de lo que había cocinado en un plato y lo deje en la mesa.

Estaba tomando un poco de café cuando escuché al cartero en la puerta. Salí de la casa y el aire fresco de la mañana me lleno los pulmones, me estiré y seguí caminando hacia la puerta de mi jardín, en el césped había un par de recibos así que me incliné para recogerlos.

Revisé los remitentes de los recibos y el ruido de un carro hizo que mirara hacia la calle. Un taxi se detuvo enfrente de la casa de los Hall, y una de las puertas de pasajeros se abrió mientras alguien bajaba. Un hombre demasiado guapo apareció, con un par de maletas en las manos ante mi vista, su cabello color miel resplandecía contra los sutiles rayos de sol, su piel cálida se veía perfecta contrastando contra el ambiente veraniego, su boca se veía perfecta desde donde yo estaba y aunque no vi muy bien sus ojos, el tono marrón que alcancé a vislumbrar fue suficiente para saber quién era.... ¡había vuelto!

Liam Hall estaba más cerca de mí de lo que había estado en cinco años. Liam Hall estaba a unos pasos de distancia y yo estaba inmóvil ante él.


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