La venganza

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Hermione llegó a la sala común, dijo la contraseña y cuando pasó por el hueco del retrato, encontró a Ginny conversando con una amiga suya. Vio a Harry y a Ron, también conversando frente a la chimenea. Ninguno se había percatado de su presencia y ella agradeció al cielo por eso pues tenía la intención de subir las escaleras y llegar hasta la habitación sin ser vista, por eso se puso colorada cuando Lavender se acercó desde un extremo para interrogarla.

—¿Dónde dormiste anoche, Hermione?

Todas las miradas, incluidas las de sus amigos se concentraron en ella.

—¡Hermione! —exclamó Ginny—. Nos tenías preocupados a Ron a Harry y a mí porque Lavender nos dijo que no dormiste en la habitación.

Ella pensó que debía inventar una excusa, la que fuera, no iba a revelarle a su amiga frente a media sala común de Gryffindor donde había dormido ya que sin duda pensarían mal de ella, aunque no hubiese hecho nada malo, así que dijo lo primero que se le vino a la mente...

—En la torre de astronomía —respondió, colocando a Crookshanks en el piso—. Lo que pasa es que anoche, cuando regresaba del castigo, Crookshanks corrió detrás de la señora Norris y tuve que perseguirlos hasta llegar allí, luego cuando vine, la dama gorda estaba dormida, se enojó cuando la desperté y no quiso dejarme entrar por haber llegado después del toque de queda.

A todos, el relato les pareció un poco disparatado. Sin embargo ella lo narró con tanta naturalidad y seguridad que no dudaron de su palabra, además se trataba de Hermione Granger, la sabelotodo, la come libros, aunque últimamente...

Ginny en cambio continuó notando algo raro en todo aquello... La señora gorda jamás había dejado a nadie fuera de su sala común a menos que hubiese olvidado la contraseña.

—Chicos, si quieren pueden adelantarse al gran comedor —les dijo Hermione a Ron y a Harry—. Yo tengo que tomar una ducha y lavarme los dientes.

—No te preocupes, Hermione, todavía nos queda media hora ¿crees poder estar lista en ese tiempo? —preguntó Harry, observando su reloj.

—Tiempo de sobra —respondió ella subiendo las escaleras.

—Te esperamos entonces —dijo Ron.

—¡Hermione, espera! —exclamó Ginny.

Y ambas se perdieron tras la puerta del dormitorio de las chicas correspondiente al séptimo curso.

Cuando llegaron allí, Ginny decidió interrogar a su amiga mientras ella hurgaba en las gavetas, buscando otra ropa que ponerse.

—Hermione, dime la verdad, has estado actuando muy extraña últimamente así que...

—Me quedé afuera, Ginny, en la torre de astronomía ¿no escuchaste lo que le dije a la entrometida de Lavender? —espetó la chica molesta mientras entraba al baño.

—Sí, pero tú jamás has olvidado la contraseña y esa es la única manera en que la dama gorda no te permite entrar —respondió Ginny desde la puerta del baño.

—¿Quieres saber la verdad? —preguntó Hermione, saliendo de repente del baño, cubierta con una bata.

Ginny asintió.

—¿No te estuviste metiendo en problemas, verdad? —preguntó la pelirroja—. ¿No será verdad lo que dice Ron sobre tu parecido con los gemelos?

—Dormí en la habitación de Snape.

—Que tú ¿QUEEEEEEÉ? QUE TÚ HICISTE ¿QUÉ?

—¡Shhhhhh, Ginny! Baja la voz, solo me quedé dormida, es todo.

El lado tenebroso de HermioneWhere stories live. Discover now