10 días después (Cap. 7)

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10 días después, en el pequeño apartamento de Jaka y María, reinaban los nervios. María los primeros dias no habia querido compartir sus emociones y dudas que tenia por dentro, con su amado. Al cabo de unos días, los nervios la delataron, tuvo que explicar todo, lo ocurrido a Jaka. Insegura se explicaba como podía, entre lágrimas de alegría y tristeza, acababa por decirlo:

"Creo que estoy embarazada"- Dijo con voz temblorosa y baja.

Jaka atónito,no tenía respuesta alguna, era algo que no había pensado. Lo cierto era que desde pequeño su madre le hablaba de lo importante que era tener hijos, dejar descendientes en esta tierra era un objetivo. Después de dos minutos mentalizando, rápidamente se dibujaba una sonrisa en su cara, por una parte era muy satisfactorio, aquel intenso sentimiento de amor puro, hacia un hijo, nacía en el interior de Jaka. Mientras María no dejaba de derramar lagrima, ella no sabia si queria tener ese hijo, ni siquiera si estaba preparada para ello. Ya eran las 17 de la tarde, cuando los dos salían de la vivienda, camino al hospital del pueblo. La cita era a las 17'20 de la tarde, pero 10 minutos antes ellos ya estaban ahí, los dos ansioso por saber la respuesta. En la mente de Jaka habían varios sentimientos, de hecho ya estaba pensando en el nombre de aquel esperado hijo. Por otro lado, María estaba bastante nerviosa e insegura, una vez más no dejaba de pensar en lo mala madre que sería, en los consejos que necesitaba. Su madre, su abuela y su tía, todas aquellas mujeres de la generación de su familia, que tenían la obligación de enseñarla a ser buena madre.

El momento más tenso de esta bonita relación amorosa, había llegado. María y Jaka permanecen petrificados, en la pequeña sala del doctor, con la mirada fija sobre todos los actos del doctor. Jaka lo miraba una y otra vez, moviendo las piernas, símbolo de su nerviosismo, el doctor más frío que nunca observaba todos los papeles que tenía encima de su gran mesa de madera. Sin apenas levantar la mirada y con un tono muy frío, afirmaba el embarazo de María.

Jaka cogió fuerte la mano de María y con una gran sonrisa dibujada en la cara, miraba a su querida, más contento que nunca. A pesar de todas las dificultades económicas que tenían, Jaka estaba seguro que ese hijo podría traer la felicidad a su hogar. María no pudo mantener la compostura, las lágrimas y su malestar la derrumbaron al momento, provocando en ella un desmayo y pérdida de conciencia. La ansiedad se había adueñado de su cuerpo. Tras varios minutos de reanimación con antiguos métodos, consiguieron que recuperara la conciencia, Jaka estaba muy preocupado, el estado de salud de María, le preocupaba, pero la causa de este mal estado de salud, eran sus temores y eso aun le preocupaba más.Tras varias pruebas y toda la tarde en el hospital, los expertos habían deducido, que aquel embarazo era muy arriesgado, María padecía todos los síntomas de un fuerte embarazo inseguro,poseía alto riesgo de embarazo y su temprana edad no ayudaba.

Con una impresionante flojera, se dirigían a casa a paso lento, sin apenas mediar palabra entre ellos, rondando varios sentimientos en su interior, ninguno de los dos quería hablar, la falta de comunicación en esa relación era innegable. Al llegar a casa ella estaba segura que debía de comunicarse con sus padres, para pedir ayuda y consejo, había terminado la carta, todo lo que no había podido escribir en dos semanas, lo había relatado en tan solo 20 minutos, Había explicado todo,no había dejado ningún detalle, la carta estaba terminada ya preparada para que el cartero la enviará.

Habían pasado ya casi 10 días, cuando María se había hecho a la idea de estar embarazada, tenía mareos, nauseas, y le pesaban los pecho más que nunca. Pero eso no hizo que cambiara de opinión, ella se había mentalizado, y cada vez le gustaba más la idea de tener un hijo, su tiempo libre lo invertiría en él y los libros y las cartas de su madre ayudarían a reforzar su actividad materna. Estaba decidida a tenerlo, y a dar todo su amor aquel pequeño ser, que se estaba creando en su interior.
Como todos los días iba a comprar, cuando una mañana se encontraba a una vecina, también embarazada, a ella se le notaba la barriga, y María no había dudado en ir a preguntar, todas las dudas que tenía, su vecina, era una joven morena de 25 años, tenía todo a sus pies, su marido era un militar bastante apuesto y parecían tener la vida perfecta. Ella tampoco era de Almería, pero llevaba mucho más tiempo que María, al poco tiempo hicieron buenas migas y todos los días después de la compra se turnaban invitando se al buen almuerzo. La vecina, Laura, nunca había querido indagar mucho sobre su relación con Jaka, María le caía muy bien, tenía una buena percepción de ella y quería tener mucho trato con ella, ya que creía tener esa pequeña obligación de ayudarla y entenderla como una hermana mayor.

Una mañana en el apartamento de Laura, las dos hablaban de todas las cosas que querían comprar para sus bebés, de los buenos padres que iban a ser sus amados y de todas las actividades que harían juntas, cuando María sentía unos fuertes dolores en su estómago. Se dispuso a sentarse, cuando veía caer un líquido rojo, por sus piernas ensuciando sus faldas y creando un pequeño charco en la cocina de Laura. Laura muy nerviosa, pedía ayuda por la ventana, cuando por debajo del edificio, pasaba un chico negro, que sin dudarlo, abrió la puerta principal y subía lo más rápido posible por la escalera. Laura muy nerviosa entraba de nuevo al interior de la vivienda, mojando toallas y colocando a María tumbada en el suelo, cuando unos fuertes golpes en la puerta alarmaron a Laura, que se dirigía rápidamente hacia ella y miraba por la mirilla de la puerta, tras dos minutos insegura y meditando, no sabía si dejar o no dejar pasar aquel chico a su casa, sabía que venía a ayudarles, pero el temor no le permitía abrir la puerta, detrás de aquel chico, podía verse a algunas vecinas mayores, murmurando que pasaba y alarmando de los gritos de María. Finalmente Laura abrió la puerta, y aquel chico pregunto que pasaba, sin mediar palabra Laura agarró su mano y le dirigió hasta el interior de su cocina señalando a María, cuando las ancianas vecinas escuchaban los gritos, empujaron la puerta medio abierta y también entraron al interior de la vivienda. En poco tiempo, la voz corrió, hasta comunicárselo a Jaka, que rápidamente sin pensarlo se dirigía corriendo hacia casa, cuando, por el camino se encontraba a su mujer tendida sobre los brazos de aquel joven negro y Laura.
Llegaron al hospital en cuestión de minutos y los doctores se encargaron de ella y su bebé...


Creía que podía ( 1Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora