Destino, sueño o realidad? (Cap. 6)

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Por suerte o por desgracia, nadie había entrado a robar, las sospechas de Joan no habían estado acertadas, por lo que tuvo que dejar la escopeta, y por primera vez en una decena de años, se dispuso a abrazar a su mujer. Joan era una persona muy fría, pero en el fondo con muy buen corazón. Tras varios días, en la búsqueda fallida de su hija. Se dispusieron a tranquilizarse, la guardia civil había alegado que ella se había ido por decisión propia, podrían encontrarla, pero no obligarla a que vuelva a casa. Josefa estaba realmente dolida, tanto ella como Joan, no entendían el motivo. Tras varios días de murmureo en el pueblo, se comentaba y se afirmaban las sospechas, María se había escapado con Jaka. Alguna que otra vez, los vecinos del pueblo habían pillado a Maria echando miraditas a Jaka, y viceversa, sabían que algo estaba ocurriendo ahí, lo que no sabían es que serían capaces de fugarse juntos.

Mientras, en Almeria, Jaka y María habían conseguido instalarse en un pequeño y humilde piso, con dos habitaciones. Jaka trabajaba otra vez en aquellos invernaderos, además en sus ratos libres trabajaba con los pescadores, ayudando a desembarcar. Maria se mantenía en casa encerrada, limpiaba, cocinaba y leía libros, ese era su dia a dia. La pareja mantenía una vida normal, en aquella época, los dos estaban contentos y muy enamorados, a medida que se conocían más, más se enamoraban. En la ciudad no había malas miradas, cuando los dos paseaban juntos de la mano, para ellos no era la primera vez que esto ocurría, pero a escondidas. Tras un mes, todo andaba sobre ruedas, pero María no podía dejar de pensar en sus padres, una mañana se despertó, con una clara idea, quería escribir una carta para ellos, Jaka estaba de acuerdo, él solía apoyar a María en todo, él entendía la situación, ocurría lo mismo con su familia, pero no de la misma forma, ya que ellos estaban lejos, no era necesario contar lo que ocurría, al menos por el momento.

Se disponía a empezar la carta con unas simples palabras, que indican que ella estaba bien, quería explicar como y porque se había ido, pero en aquel momento no tenía ese valor. Pasaron unos días y la carta permanecía en aquella mesa de madera, junto a unas cuantas facturas, María era incapaz de terminar la carta. Una semana después, María se despertó de un sueño bastante húmedo, sofocada se incorporó en la cama, con la mirada fija sobre la angelical cara de Jaka, que permanecía dormido en sus más profundos sueños, navegando. María estaba preocupada, sentía una pesadez intensa sobre sus pechos, y los pezones erectos y firmes, dispuestos a rajar un cristal. Ya habían pasado 32 días, desde su última menstruación, algo que ella siempre llevaba a rajatabla. Apuntaba todos los días en los que empezaba y los días en los que terminaba, TODO. Treinta y dos días y 12 horas, desde su última menstruación. No podía entenderlo, su madre le había explicado todo aquello, que debía de saber, desde su primera roja... ¿Que podía estar ocurriendo? Volvió a la cama, y daba vueltas y más vueltas. Hasta acabar despertando a su amado. Con los ojos medio abiertos, y la boca pastosa, susurro en el oído de María, ¿Estás bien? Mientras agarraba su delicada cintura, con su fuerte brazo, acariciando su estomago y sintiendo aquel dulce olor a canela de su cabello. Ella no respondió, realmente no sabía si estaba bien o si algo ocurría en su interior. Jaka la miraba fijamente mientras , acariciaba sus mejillas contra la cálida espalda de María, era tremendamente cariñoso, y no quería dejar de demostrar ese intenso amor que sentía. Las manos de Jaka dejaban de acariciar el estómago de ella, cuando subían lentamente produciendo unas cosquillas irresistibles. En círculos y con mucha delicadeza, rodeaba los rosados y puntiagudos pezones de María, provocando en ella una excitación inexplicable... Tras varios minutos de preliminares, los dos se deseaban calurosamente. En el acto, María no había podido pensar en nada, de hecho ella estaba convencida que aquello era un sueño muy real, pero realmente era real. Irónico, ¿verdad? Después de aquel apasionado momento, tras varios minutos meditando, estaba todo claro en mente de María. Si sus sospechas aún no se podían confirmar, esta vez se confirmarían al completo. Aquella mañana, Jaka se fue a trabajar, como todos los días. Maria estaba nerviosa, ansiosa porque Jaka abandonara el piso, cuando escuchó el fuerte golpe de aquella vieja puerta, al momento se levantó, procedía a ir al baño, cuando un fuerte dolor, hizo que se sentara en la cama de nuevo. Tras 5 minutos reposando, el dolor había desaparecido. Mientras se duchaba, por su cabeza rondaba la ruta que tenía que seguir, para llegar al antiguo hospital de aquel pueblo. Almería era una ciudad pero en realidad no eran tan grande como algunos creían, era un gran pueblo donde todos se conocían, tras 10 minutos preguntando a la gente, finalmente llegó al hospital, echa un cuadro, sudando más que nunca. Al abrir la puerta, la sala de espera estaba llena de gente esperando a su visita, ella no tenía cita, pero quería ser atendida en aquel mismo instante; Se dirigió al mostrador de recepción, y con una voz baja preguntó, dónde puedo hacerme la prueba de embarazo? De repente, todas aquellas, risas a carcajadas, y personas hablando sin parar, se callaron. Todos estaban atentos a las preguntas que la secretaría realizaba, para rellenar su ficha. Las preguntas terminaron, y María más tímida que nunca, se sentó en la sala de espera, junto a todos aquellos murmullos que se escuchaban alrededor. Era la primera vez que iba al medico sola, pero ella tenia un miedo inútil, el médico era bastante seco, apenas hablaba, le dio un pequeño recipiente donde tenía que depositar su orina, y a los 10 días tendrían los resultados, apenas duró 5 minutos. De camino a casa, paso por la biblioteca/libreria, y cogio prestado uno de los pocos libros que había en la época, de " como cuidar tu embarazo". Aunque las pruebas no se habían realizado, ella tenía el presentimiento de estar embarazada, realmente no sabía si era un presentimiento o era aquello que realmente ella necesitaba en aquel momento, lo cierto era que en aquel instante no podíamos saber si María estaba embarazada o no.


Creía que podía ( 1Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora