Una sombra entre un arbusto (Cap. 22)

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Como era de esperar Jaka, recibió una buena paliza, a costa de defender a aquella chica. El policía se había comportado tan absurdamente mal, un trato muy poco respetuoso. En referencia al racismo, no le resultaba tan humillante, como el desvergonzado acto del señor agente. Las constantes palabras racistas se habían convertido para él, en un día a día. Escuchaba con mucha normalidad, faltas de respeto constante y no se dignaba a decir nada, ya que era absurdo entrar en discusión, con una persona ignorante que no podría comprender, que aparte de él, existen personas totalmente diferentes a su condición física, intelectual y cultural. Era algo que sobrepasaba los limites, pero más sobre pasaban los limites, faltar al respeto a una mujer de esa manera. Algo que en su cultura, eso era penado hasta con la muerte.

Recibió una buena paliza, y además paso las siguientes 72 h encerrado en aquel sucio y húmedo calabozo, por lo tanto tan solo tenía 3 días restantes, para aclarar sus problemas con Maria, el objetivo de ese viaje. Maria tan siquiera pensaba en la posibilidad de volver a verlo. De hecho ella seguía con su vida, había terminado los estudios y tenía muchos planes de futuro.

Al salir de comisaria, Jaka se dirigió hacia la parada de taxis, en espera de uno que pudiera llevarlo hasta la calle que hacia frente con la gran casa del señor Joan, su antiguo Jefe. Si, Jaka no tenía el suficiente valor para presentarse de esa manera a la gran finca. Llevaba los pantalones rotos, y la camisa llena de manchas de sangre, su cara estaba llena de cortes y moratones que le hacían, parecer un boxeador. Su nariz no dejaba de sangrar por lo que ensuciaba cada vez más su camisa azul cielo. A Jaka nunca le había importado tener un aspecto físico brillante, pero esas no eran las maneras de presentarse después de tanto tiempo. El caso, es que debía que ver a Maria fuera como fuera. Y así lo hizo, en tan solo 30 min estaba frente a la escultural finca de nuevo, con su mochila marrón y un aspecto denigrante. Había pagado al taxi y mientras este se alejaba Jaka, se introducía entre los arbustos que hacían frente con aquella finca. En busca de una ventana abierta que pudiera mostrarle lo que ocurría dentro, o mejor dicho, el que había dentro. Tras 20 minutos de nervios, y el corazón acelerado, tenía claro que no iba a entrar, solo quería esperar, ver entrar o salir alguna persona de aquella gran puerta de madera. Por fin parecía abrirse la puerta y detrás de ella se percibía una bonita melena castaña, con aquella silueta que tanto había soñado estos últimos años. Por fin parecía que Maria, iba a reencontrase con Jaka. La desesperación de verla, no le permitió pensar con claridad, salía de los arbustos, más decididos que nunca, dirigiéndose hacia aquella chica que permanecía de espaldas. Se dirigía con la mirada fija y más segura que había podido tener en estos últimos meses. A tan solo 15 metros de poder tocarla, se volvía abrir la puerta mientras Maria esperaba al otro lado, de repente el señor Joan y Josefina salían sonrientes, y despidiéndose de un chico bastante alto. Debía de medir casi los 2 metros, tenía la cara alargada y pelo negro, muy negro. Tenía barba, pero aun y así parecía ser joven. Vestía bastante elegante, con unos pantalones ajustados, una americana y una camisa blanca, con los dos primeros botones desabrochados. Se acercaba hacia Maria, agarrándola de la cintura y despidiendo a los padres de Maria con el brazo izquierdo. A Maria apenas podíamos haberla visto a la perfección, era evidente que era ella, por su forma de andar Jaka, estaba convencido que era ella, pero su rostro no había podido ser visto, por el pobre Jaka.

Al instante Jaka se había detenido, en medio de la carretera, había tendido la mochila en el suelo, con lágrimas en los ojos, parecía haberse olvidado del valor que había conseguido reunir. Estaba destrozado, su corazón se había partido en pedazos. Esta situación le había dejado en un total estado de shock. Apenas podía articular palabra, tras la muerte de su padre, no había recordado desprender lágrimas tan dolorosas como aquellas, ni siquiera la partida de Maria, habían sido tan dolorosas, como es momento.

Al instante se escuchaba el motor de un coche, y varias luces encendiéndose, ya estaba oscureciendo. Recogió su mochila y corriendo se introdujo de nuevo en los arbustos. De copiloto estaba Maria, y el conductor parecía estar muy contento y reírse con Maria. Realmente parecía que se respiraba una gran felicidad en aquel coche. Jaka estaba atónito, esas imágenes habían destrozado sus sueños e imaginaciones en tan solo cuestión de minuto.

Repentinamente el coche frenaba, delante del semáforo en rojo y tan solo unos pasos de los arbustos donde Jaka se escondía, se veía claramente que había una persona ahí. Maria permanecía en el coche con la cabeza baja, pero algo hizo que levantara su cabeza, girándola lentamente al lado derecho de la calle, con la mirada fija, parecía mirar al más allá, en busca de algún bonito paisaje, y entre las plantas, podía haber percibido una sombra una sombra que se iba aclarando, el rostro de Jaka se podía ver al completo. Sus ojos llorosos y su cara llena de cortes y sangre. Miraba fijamente aquella chica en el coche. Mientras que Maria sorprendida al otro lado del coche miraba fijamente ese rostro que le resultaba familiar, con una expresión sorprendida, tendió su mano sobre la ventanilla del coche, había reconocido a Jaka era el!! A pesar de tener esos cortes, Maria le había reconocido, Jaka había dejado de respirar por unos instantes, estaba tan perdido que no sabía qué hacer, ni cómo reaccionar, parecía una escultura, destrozada en medio de la nada. Maria deslizaba su mano sobre la ventanilla, con un rostro sorprendido, mientras el coche arrancaba y se alejaba lentamente, dejando a esas dos personas con ganas de ver más.

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Creía que podía ( 1Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora