Harry Potter And The Shadows of the Past (Pausada)

Capitulo 10

Toda la época de navidad había transcurrido de maravilla para los Potter y los Weasley quienes después de abrir los regalos en la mañana del 25 de diciembre salieron disparados a unas cortas vacaciones en las cálidas playas de Italia en donde pasaron el año nuevo todos reunidos.

Sin embargo en la casa de los Malfoy no todo iba muy bien, es más, todo iba empeorando conforme pasaban los días. Scorpius parecía un ente, no comía, no salía, ni siquiera veía la luz del sol que fue opacada por su abuelo desde el día en que llego. La felicidad para este niño no existía y cada día se sentía más débil. Sus padres aun no llegaban de Londres y su abuela ni siquiera lo determinaba. ¿Era posible que él fuera tan inexistente para su familia? ¿Era posible que ni siquiera sus padres lo acompañaran a celebrar una fecha tan especial? Esas eran preguntas que ni él mismo hallaba respuesta. Solo llanto y tristeza inundaba el corazón del rubio mientras sus días se iban llenando de oscuridad. Por su parte Lucius nunca salía del sótano donde estaban las mazmorras. Scor sabía que algo estaba fraguando su abuelo y ese algo no debía ser nada bueno ya que hasta voces de ultratumba podía escuchar en las noches.

El pequeño recuerda con claridad como una noche después de navidad, bajó al sótano sigilosamente y cuidando de no ser visto por nadie. Para su mala suerte cuando llego la puerta estaba cerrada con seguro, sin embargo sabía que Lucius estaba allí, y podía sentir levemente un breve susurro saliendo del interior como si este estuviera hablando con alguien.

"Definitivamente Voldermort era un inútil comparado con usted mi Señor. Permítame Servirlo y ayudarlo para que vuelva a la vida y pueda desterrar de una vez por todas a todos los sangre sucia que habitan nuestro mundo"

La mirada de perplejidad en la Cara de Scorpius no podía disfrazarse con nada. En los días siguientes no podía modular una sola palabra de solo pensar que su Abuelo podría ser la próxima gran amenaza que lleve a Hogwarts a otra guerra.

El último día antes de volver a Hogwarts, Scor al fin podía sonreír ya que pronto estaría con sus amigos de nuevo después de una tortuosa semana. Sin embargo minutos antes de partir hacia King's Cross fue detenido por su abuelo quien con una mirada maligna y poco confiable se ofreció a llevarlo. Pero sus intenciones no eran para nada buenas...

Era 5 de Enero y las cosas en Hogwarts se estaban tornando un poco raras. Se estaban generando discordias entre varios alumnos que en un principio parecían amigos. Los profesores no entendían el cambio que habían tenido sus estudiantes ni la forma tan extraña en que se habían venido comportando.

Había tres alumnos especialmente que desbordaban rebeldía desde que llegaron de sus casas. Uno de ellos era Gabriela Trejo, una hermosa estudiante de Gryffidor; Cabello negro, largo y ondulado, cautivadores ojos negros que aunque se visualizaban detrás de unos anteojos, no perdían el brillo y esencia característica de esta dulce muchacha. Era una de las brujas más avanzadas de su clase, a pesar de su corta edad podía conjurar hechizos que ni siquiera sus más aplicados compañeros podían. Sin embargo su gran historial académico se estaba derrumbando con sospechosos acontecimientos que estaban poniendo en duda la bondad que solía reflejar la dulce Gaby.

Desde que llego al Colegio no habia asistido a una sola clase, su expresión era un poco sombría y su cara era tan pálida como el papel de los libros que ya no leía. Unos decian que estaba embrujada, otros que solo estaba cansada. Pero la verdad es que la personalidad alegre de esta joven adolescente se había tornado diferente y eso le preocupada a la profesora McGonagall.

El otro compañero era Jake Logan quien a pesar de no ser de los más aplicados estudiantes siempre mantuvo su buen promedio y destacaba por su cordialidad con los profesores y sus compañeros. Sin embargo últimamente se le encontraba desubicado de clase, grosero y varias veces lo habian encontrado divagando por los pasillos en las noches. Sus ojos permanecían perdidos y no se podían ubicar en un lugar fijo.