Yesterdays

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Parece que fue hace poco cuando conocí al rígido William Bruce Bailey, que más tarde se convertiría en uno de los más vivos, cuando escuché un par de gritos de dos profesoras por el pasillo llamando y persiguiendo a ese chico por alterar el orden me di cuenta que ya lo habíamos perdido definitivamente.

También se encuentra Amy Coast, que resultó ser la chica coqueta con la que me encontré el primer día, no era tan tímida como quería parecer, pero su hermana gorda la obligaba a ser así. Había soñado tantas veces con ella por el efecto de la hierba, de vez en cuando la veía de espaldas, semi-desnuda y húmeda, con el cabello cubriéndole los senos, me llamaba de una manera sucia. Nunca llegaba al final porque se desvanecía en el momento preciso en que se acababa el viaje.

Después de haber cursado año y medio en esa escuela me topé con Bryan, un chico algo pobre pero noble, que su madre dejó al cuidado de su padre por siempre para irse a vivir como toda una diva. De él siguió Ian, efusivo y contento, siempre positivo. Richard, que de no ser por la buena hierba que consigue y la mala influencia que es no sabría lo que era ser libre.

***

Faltaba poco para que termináramos la escuela.

'Promedio final: Doceavo grado. William: B+, Rob: C, Sofía- No completó, Amy: A+, Jeffrey: B+, Kyle: A...

Pasaban a los salones las secretarias a vender los boletos para el baile de graduación, los chicos y yo tocaríamos en él, nos volvíamos famosos dentro de la institución.

Era elección libre, los chicos invitaban a las chicas y viceversa, todas las mujeres estaban emocionadas por saber con quién irán, yo ya sabía con quién.

El baile sería en el gimnasio de la escuela, como todos los anteriores, rentaron una tarima para que estuviera el grupo tocando. El director, el señor Dunn, nos pidió que usáramos unos ridículos trajes color azul claro con holanes en el frente, obviamente nos negamos y obviamente se enojó, amenazando que no dejaría que subiéramos al escenario pareciendo unos vagos, al fin y al cabo cedió.

Las chicas con sus vestidos largos y unos peinados pomposamente grandes bailaban abrazadas de sus galanes de esmoquin negro, azul claro, rosa pastel, amarillo huevo. Tocábamos una canción de Aerosmith. La escena era perfecta, Amy asistió acompañada de unas amigas (!Al fin se volvió sociable!), se sentaron en una mesa cerca del espacio en el que estábamos, cuando terminamos, William se quedó tocando Imagine, de John Lennon en el piano.

-¿Bailamos preciosa?

-No sé bailar- Era un poco penosa en ese aspecto de hacer algo en público, sus amigas la incitaban y animaban para que lo hiciera. Sonriendo, cedió la invitación.

Yo tampoco sabía bailar, era un asco con eso, pero todo por quedar bien. En su mirada se veía el reflejo de lo que llaman afecto, al ritmo de la canción, un, dos, tres...

-Amy... - bien, ya hablaste amigo, dilo de una vez, suéltalo- Saliendo de la escuela me iré a Los Ángeles.

-¿Dejarás Lafayette entonces?

-Sí.

La acerqué más a mi pecho, en el que se recargó ligeramente, sentí un hoyo en el estómago y un nudo en la garganta, aquella posición de baile se fue convirtiendo poco a poco en un abrazo, no de compañerismo, ni de amistad, sino algo más íntimo. Se soltó

-Vete entoces.

-Amy, no quiero que lo tomes así. No es por nada pero...

-Vete- Se alejó, dejándome solo en la pista.

***

Esa misma noche, por eso de las 11:59, terminando el baile salimos victoriosos de nuevo, eufóricos, con ganas de hacer algo clandestino. Una vieja y abandonada casa, a punto de desplomarse, el blanco perfecto para hacer un desgarriate tremendo. Muebles ya hechos a perder, con hongos encima, grafiti en las paredes...

Nuestro espíritu adolescente masculino los empujaba a hacerlo, romper ventanas con piedras, lanzar sillas hasta despedazarlas, arrancar puertas de sus lugares como todos unos salvajes.

-Yo no quiero hacerlo, ya me conocen, tengo una impresión que mantener estable.

-No seas marica Jeff, ¿Qué pasó con lo de ser hombre?-William me retaba con la mirada muy cerca de mi rostro.

Una hora más tarde llegaron las patrullas, llamadas por una "denuncia anónima". Entraron apuntando con sus armas, diciendo 'Las manos donde las vea'. Nos arrestaron y llevaron a la jefatura.

-Así que... ¿L.A?- dice Ian.

-Silencio. Jóvenes, lo que ustedes hicieron está bastante mal, irrumpir en propiedad privada y causar daños al mismo es en contra de la ley. No llamaré a sus padres pero sí anotaremos sus antecedentes para que en la próxima si los encerremos.- Estúpido oficial.

You Could Be MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora