Capítulo 3

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Después de pillar la rosa no pegue ojo en todo lo que quedaba de noche.

Muchas preguntas y dudas venían a mi mente.

En un momento llegue a poner en duda mi propia lógica, mi lógica y mi salud mental.

Esto no era ni de cerca como la vez que pensé haber visto una hada tomando una ducha en mi baño de mi casa anterior, esto era real.

Esto era algo más allá de la demencia. Era algo irracional.

Era cosas que pasaba de mis sueños a mi cama, hasta incluso en mi salón de clases de arte.

Y sin contar también que Adrian no era el único, también estaba ese tal Brant.

Que después de pasar toda la noche pensando llegue al recuerdo de cuando Celeste, mi mejor amiga, la cual tenía noches enteras teniendo sexo con un tal Brant.

Aunque igual debe ser todo una coincidencia. Una gran coincidencia.

También estaba la pequeña del sueño.
Que según Adrian era yo.

Claro que estamos hablando del Adrian de mi cabeza.

El de mis pensamientos.

Pensamientos que hoy en día están por los aires. Pensamientos que hay que cuestionar.

A lo mejor el hecho de estar todo el día pensando en él, aunque lo niegue, tenga algo que ver en todo este lío.

Porque vamos.

A quien le pasa que después de soñar tanto con un chico en un bosque, luego aparezca en tus clases de arte.

O que una rosa negro aparezca por debajo mi almohada.

Rosa la cual ahora descansa en un vaso de agua que siempre tengo para tomar mis remedios para mis crisis de nervios.

Crisis que me dan desde aquel día hace medio año atrás...

Las crisis son extrañas, el aire te empieza a faltar y todo lo vez en camara lenta, me marean y el sudor se hace presente de una manera anormal, son de lo peor, y siempre término en una hospital o en la enfermería de la universidad.

Me levanto de la cama, en la cual hace una hora estoy sentada después de apenas dormir por la noche.

La rosa, está intacta en el vaso al igual que la cinta que traía.

Salgo del cuarto y me dirijo a la cocina, ya que mi vaso de agua ya lo use para la rosa, tendré que tomar otro.

Saco mis pastillas de la alacena y un vaso del mueble y me tomo la pastilla luego de haber llenado el vaso de agua nuevamente.

La pastilla pasa por mi garganta con ayuda del agua sin problemas.

Cambio mi rumbo hasta el baño, una ducha me vendría como anillo al dedo.

Me desvisto frente al espejo mirando lo delgada que estoy a comparación de medio año atrás... cuando mi madre murió.

Su nombre era Ella, era hermosa, con su melena dorada y sus ojos azules, era la mejor.

Siempre rompiéndose el lomo para poder darme lo mejor. Y así era.

Hasta que se enfermó. Un cáncer general la invadió, y no paso ni siquiera el tiempo estimado por los doctores cuando murió.

Ella era mi única familia, y no me apena saber que nunca tuve padre ni abuelos, sé que ella se esforzaba por ser la mejor, por ser toda las figuras que no tenía, como la paterna, y lo era, y eso me bastaba. Y me basta.

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