Capítulo: 23.

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*HORST*

Quizá la tía tenía razón, quizá debía alejarme de Yazney, ella no tenía por qué vivir mi mierda, ella no tenía que aprender a defenderse o luchar porque no lo necesitaría, porque yo iba a alejarme y ella ya no tenía por qué preocuparse de que alguien quisiera atacarla. Yazney sería feliz y tendría una vida normal, en su mundo no habría más demonios, ni suicidas ni psicópatas que quisieran verla derramar sangre.

Por fin un médico se acerca nosotros. –¿Familiares de la señorita Yazney Clyde?

Todos nos ponemos de pie. –Yo soy la tía. –se acercó de inmediato al hombre. –¿Cómo está mi sobrina?

–Ella está bien, ya está fuera de peligro pero perdió mucha sangre y está muy débil ahora, le hemos dado un sedante para que durmiera un poco, ¿quiere pasar a verla?

Ella de inmediato asintió.

–Espere. –la llamé.

Todas las miradas se centran en mí. –Por favor deje que la vea... –ella intenta oponerse pero la interrumpo. –Por última vez.

La mujer lo piensa por unos segundos hasta que termina accediendo, el médico me indica con su mano que lo siga hasta la habitación de Yazney. Está con los ojos cerrados, tiene raspaduras en su rostro y brazos y uno de ellos está vendado, tiene un moretón en el ojo y su labio superior está hinchado, también tiene un suero , ella está así por mi culpa, la he jodido y no puedo seguir haciéndolo, está claro que debo de alejarme de ella, solo así no sufrirá, solo así estará a salvo.

Me siento en la silla de plástico que está a un lado de su cama y la miro por un buen rato sin decir nada, solo la miro sigue siendo preciosa. Y de un momento a otro comienzo a recordarlo todo, desde la primera vez que la vi, la primera vez que le hablé, la primera vez que la toqué, la primera vez que la abracé, la primera vez que la besé. Joder todo esto ha sido una locura, hay tantos buenos recuerdos en mi mente que dejo de lado todos aquellos recuerdos de cuándo la quería hacer mía y cuando quería matarla, ahora no quería hacer eso porque yo la amaba...Joder sí, la amo pero no soy bueno para ella, no soy un jodido ángel, soy un puto psicópata que lo único que sabe hacer es joder la vida de otros.

Tomo la mano de Yazney, está fría, acaricio su mano con el pulgar pero ella no se mueve, está sedada. –Tienes que ser feliz, prométeme que no harás nada incoherente por favor cuídate mucho....Yazney lo siento de verdad, lamento mucho lo que ha pasado y lamento no cumplir mi promesa de verdad espero que algún día puedas perdonarme y que algún día puedas perdonarme por todo lo que te he hecho pasar, lamento haber dejado que esto se alargara y joder me estoy disculpando por tantas cosas, simplemente perdóname por todo...te amo preciosa....y siempre voy a amarte. –me levanto y deposito un beso en su frente y luego otro en sus labios, este sería el último beso y dolía como el demonio pero sabía que estaba haciendo lo correcto. –Adiós Yazney. –me levanto y camino hasta la puerta, antes de salir le dedico una última mirada. –Fue un placer haber sido tu demonio andante...fue un placer haberme enamorado de ti. –sin más salgo de la habitación y me voy, ni siquiera me despido de Charlie o los otros, le dedico una mirada a la tía de Yazney y le susurro. –Gracias por dejarme verla, cuídela mucho.

Salgo del hospital y saco mi móvil para hacer una llamada al número desconocido que me ha mandado un mensaje hace ya rato.

–¿Hola? –una voz masculina se escucha del otro lado de la línea.

–Deme toda la información del demonio que quiere muerto y yo acabaré con él. –digo en voz firme.

Lo escucho sonreír del otro lado de la línea. –¿Qué te parece si nos vemos mañana en la casa de Charlie?

Dangerous Love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora