Dangerous Love.

Capitulo: 12

*HORST*.

"Te quiero" Escucharla decir esas palabras me han dejado pasmado en mi sitio, una parte de mí quiere salir corriendo y la otra simplemente se queda quieta abrazándola. Mi respiración se vuelve irregular pero ella no lo nota, está sumida en sus pensamientos y me pregunto si se arrepiente de haberlo dicho, ¿pero por qué lo dijo?...¿Ella me quiere?, pero ¿por qué lo haría? Nadie puede quererme, soy un psicópata, un demente, no soy una buena persona y nunca nadie me ha querido desde los seis años, entonces ¿por qué ella lo haría? No logro comprenderlo, entonces por un momento me planteo la pregunta del millón ¿Yo la quiero a ella? Bueno no quiero que nadie se le acerque y quiero protegerla de todo, pero una parte muy dentro de mí aun quiere verla derramar sangre y no sé por qué, ¿Qué tiene ella que me hace actuar así? Nunca me he preocupado por alguien, pero por ella sí, me importa saber dónde está y si está bien...Esto es tan difícil, siento algo por ella pero ¿la quiero?...No pienso debatirme más en mis pensamientos, por ahora solo dejaré que las cosas fluyan y de verdad espero no tener un mal resultado por ello.

Suspiro y la aprieto un poco más a mí cuerpo. –Yo también. –susurro.

Yazney levanta la vista hacía mí, puedo ver la sorpresa en sus ojos y la manera en que se iluminan, sí definitivamente la quiero. Abre la boca para decir algo pero le interrumpo. –También te quiero y eso me asusta. –confieso. Ella busca mis ojos. –Tú eres tan frágil que tengo miedo de romperte...tengo miedo de lastimarte. –digo sincero y de verdad estoy aterrado de lastimarla y por un momento las ganas y los pensamientos de querer asesinarla desaparecen, porque estoy seguro de que no quiero parar de mirar esos ojos azules y no quiero dejar de sentir la tranquilidad cuando los veo.

Noto como traga saliva. –A mí también me asusta pero...no te dejaré ir ahora.

Le sonrío. –Oh mujer después de tu confesión no hay manera de que te deshagas de mí. –le advierto con una sonrisa. Y mis palabras son verdaderas, no la dejaré ir, jamás.

Ella deja un pequeño beso en mi cuello provocándome un cosquilleo en todo el cuerpo, sus suaves manos me acarician el pecho y solo basta eso y sentir su respiración tibia en mi cuello para que me ponga duro.

–No hagas eso. –digo con voz ronca.

Ella me mira, tan inocente como siempre. –Lo siento. –se aleja un poco de mí y se acomoda en su almohada. Creo que está un poco desilusionada pero no estoy seguro.

–A menos que me quieras entre tus piernas. –le sonrío de lado.

-Puedo ver cómo sus mejillas se encienden y tapa su cara con ambas manos. –Lo siento. –repite. –No era mi intención provocarte. –tanta inocencia va a terminar por volverme loco. Joder claro que me quiero hundir entre sus piernas y de verdad estoy poniendo todo de mi parte por no tumbarme arriba de ella y follarla.

–Descuida. –trago saliva y no sé cómo voy a desaparecer el problema que hay entre mis piernas. –Es mejor que duermas, ya es muy tarde.

Ella mira el reloj que hay sobre su buro. –Deo levantarme en dos horas. –bosteza.

–No vayas a la escuela. –murmuro.

–¿Qué? –me mira sorprendida.

Me muevo incomodo en mi sitio, quiero estar todo el día con ella, quiero tenerla cerca y de ser sincero no la quiero cerca de su amigo... –Bueno solo es una sugerencia. –me encojo de hombros.

–Tengo que ir, tengo examen, aunque no estoy muy segura de cómo pasar, apenas y he estudiado. –se tapa la cara con ambas manos. –Pero es que ha pasado tanto. –suspira.