3-Un susto de muerte.

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Los dos se me quedan mirando sorprendidos, cómo si lo que dije sonara imposible. Pero nada es imposible si lo haces con todas tus fuerzas.

-Tenemos que ir a buscarlo- vuelvo a decir al ver que no responden.

-¿Por qué crees que te haremos caso?- me pregunta el chico.

-Yo no les caigo bien ni ustedes a mí pero esto no tiene que ver con nosotros, esto es por Siamon.

-Si decidiéramos ir a buscarlo, habría dos cosas que nos lo impediría- me contesta el chico.

-Una, tú serias un estorbo para nosotros y dos, no sabemos donde se encuentra- me dice Mel enfatizando la palabra estorbo.

-¿Cómo que no sabéis donde se encuentra? ¿No hay una “cárcel” para vampiros?- les pregunto haciendo las comillas con los dedos.

-Sí, si la hay pero se toman muy enserio eso de mantenerla oculta- me responde el chico antes de irse.

-Habrá una forma de averiguarlo.

-No, no la hay, ahora vete que tú presencia me irrita- me dice Mel mientras me hecha de la casa.

Me niego a pensar que no hay una solución para salvar a Siamon, alguien debe de saber donde se localiza la cárcel, no pueden impedir que el lugar se conozca, es imposible. En ese momento un recuerdo llega a mi mente, un recuerdo del día en el que me salvaron.
Yo sigo en la misma esquina de la habitación, no me puedo mover, mis piernas no obedecen mis órdenes entonces veo a Siamon al lado del cuerpo sin cabeza de la chica, un chico se le acerca y le toca el hombro.

-Tenemos que irnos- le dice el chico castaño de ojos azules a Siamon- ya vienen.

Siamon se gira hacia él y lo contempla, este esta lleno de sangre.

-¿Quienes vienen?-le pregunta mientras hecha una vista a su alrededor.

-Mi padre y sus aliados, le han dado el soplo de la pelea.

Cómo no me he dado cuenta antes, ese chico es el hijo de uno de los que se llevaron a Siamon, él debe de saber donde se encuentra el lugar, él nos puede ayudar a salvar a Siamon. Salgo corriendo de nuevo en dirección a la casa, me he alejado un poco mientras pensaba pero llego en unos minutos. Empiezo a tocar la puerta como loca, nadie parece oírme, no hay nadie pero si hace unos minutos estaban aquí, me estoy estrenando. Cojo la perilla de la puerta y lentamente la giro, la puerta se abre y un suspiro de alivio sale de mí.
Entro con cuidado a la casa, todo está oscuro, las ventanas están tapadas por unas grandes cortinas que impiden el paso de la luz. Voy caminando a tientas por la casa, intentando no tropezarme con nada; un ruido proveniente del sótano llama mi atención por lo que empiezo a bajar las escaleras con el corazón en un puño, la tenue luz que sale de la puerta semiabierta llega a mi cara, me coloco en la puerta y observo hacia dentro. Hay una chica tirada en el suelo, no se mueve paracese que esta...muerta, hay manchas de sangre en su ropa y en el suelo. El corazón me empieza a latir más fuerte de lo normal, juraría que se puede escuchar a kilómetros de aquí.

-Buh- dice el chico colocándose al otro lado de la puerta con una sonrisa que deja ver sus enormes colmillos manchados.

Salgo corriendo escaleras arriba, tengo que salir de la casa antes de que me maten a mí también. Pero cuando término de subir la oscuridad se apodera del lugar, no veo nada, camino con cuidado pero a paso rápido por la casa, parace que no me siguen, no escucho ningún ruido salvo el de mi s zapatos chocando con el suelo. Diviso la puerta al final del pasillo, ya está, he llegado, podré salir de aquí sin subrir ningún daño. Pero algo se interpone en mi camino, mejor dicho alguien.

-¿A dónde vas? ¿No te quieres quedar a jugar?- me pregunta en un tono diabólico el chico.

Ya está, he perdido, no volveré a ver la luz del sol.

Briana. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora