Capítulo 12. Algo que temer.... O ¿no?

10 0 0
                                    

Nathan Ruspoli



Dedicado a: Seraphine89


Sus pasos crujieron sobre los vidrios que se encontraban en el suelo. Algunos de los helwyr se habían quedado atrás, revisando los cadáveres. Sin embargo el más importante se encontraba en el centro del Penthouse. Sebastián Star se encontraba colgado del candelabro de araña, su piel con la palidez de la muerte estaba manchada con pequeñas quemaduras de tortura. En el suelo una de sus parejas estaba muerta también. Sebastián era uno de los helwyr más crueles, más de una vez había decapitado Dewis en plena vía pública, le gustaba torturar y hacer sufrir casi tanto como a Marllow  o Collins; Los mejores helwyr siempre eran los más malditos.
 
El fuego había consumido gran parte de la alfombra, eliminando todas las evidencias. Los elementos de investigación corrían de un lado a otro e incluso Sarah nos había acompañado esta vez, examinando los cuerpos con tanta curiosidad como lastima.
 
—Fue Laia—dijo Krasobsky a nuestras espaldas mientras recogía las cenizas del brazo de la novia de Star.
 
—No, es demasiado para Laia; Tienes que saber Herman, que los Helwyr  tienen otros enemigos mas estratégicos que una Barbie con complejos de justiciera—respondió Thea  revisando la cámara de munición de las armas que Star había utilizado.
 
— ¿Quién es Laia?—cuestiono Sarah desde el suelo mientras él permanecía callado, absorbiendo tanta información como era posible.
 
—Una Cas. Ha matado muchos helwyr desde que su hermana menor fue asesinada. Es una saltadora. Se teletransporta; Por eso no hemos podido atraparla. Tiene muy bien dominada su pwerau—Thea  parecía una conocedora de esta chica.
 
— ¿Es una amenaza muy alta?
 
—Nivel 4—respondió Krasobsky.
 
— ¿Nivel 4? Pero Liborion  era Nivel 5 y esta tras una celda. ¿Cómo es que no pueden atraparla?— El helwyr Fray hablaba burlón, Nathan pudo sentir el odio de Thea Collins fluyendo en su dirección.
 
Mientras caminaba el suelo se volvía más cenizo, había sido un incendio controlado. Nathan había leído sobre Laia.  Inteligente y calculadora, era una luchadora nata. Había vencido a Edmund  una vez en Paris  a principios del año pasado, sin embargo Marllow  lo negaba. Era escurridiza. Su teletransportación, la había salvado de más de una captura. Una Amenaza Nivel 4 le parecía poco. El nivel de amenaza en los Helwyr se media por habilidades, no por inteligencia. De otra manera esta chica seria nivel 7, quizá. Era inteligente... suficientemente inteligente para no abandonar la escena del crimen huyendo.
 
Una flecha estaba clavada en la puerta, tenia la sangre de Star en ella aun. Los Helwyr la investigaban con ferocidad, intentando descifrar quizá algo oculto acerca de Laia en ella.
 
Los aparatos brillaban y su sonido se alzaba sobre el del murmullo del viento. Quizá fue eso lo que le impidió escucharla al principio. Sus pasos aunque sigilosos resonaban sobre el cemento. Estaba en el tejado. Y aunque todos eran ajenos a ello, pudo sentir a Thea. Ella lo presentía, era esa la razón por la que tenia una mano constante en su revolver.
 
¿Por qué Laia no se había ido? ¿Acaso quería acabarnos a todos? Las preguntas no tenían respuesta pero el objetivo estaba en el techo. Se deslizo en silencio, sin decir nada y con un revolver en la mano. Salto a la escalera de incendios y subió con rapidez. 

Laia se encontraba agazapada, asida al alero. Llevaba una chaqueta negra y se aferraba a aquel arco como si fuera una extensión de su cuerpo.
 
Pudo haberla acribillado. Pudo haberle disparado por la espalda y dejarla paralitica, dejar que la caída desde el Penthouse la matara. Sin embargo no lo hizo. Se acerco a ella en silencio quitando el seguro a su arma.
 
— ¿Qué haces aquí? ¿Tú lo mataste? —Pudo sentir su sorpresa. Y en cuanto se volvió a él se arrepintió de no haberla matado. Pues ahora sus ojos azules le miraban y él no había calentado para luchar en caso de que lo atacara. Quizá debía haber avisado a Thea pero ya se encontraba ahí. Solo y con una amenaza nivel 4 siendo amenazada por el cañón de su revolver.
 
—Disfrutando de la vista —comento con simplicidad—  Ya conoces la respuesta  de tu otra pregunta, pero aun así te responderé,  si yo lo mate, créeme al mundo no lamentara la perdida de una escoria como esa. ¿O tú que opinas Nathan?  Que te parece si guardas ese juguete tuyo al menos que quieras remplazarlo pronto—mencionó Laia haciendo un gesto con la cara señalando la pistola que sostenía Nathan en sus manos, sin quitarle los ojos de encima coloco el arco detrás de su  espalda. Aunque Laia no quedaba desarmada del todo entre las mangas traía ocultas sus dagas.

Daughter's Of The ElementsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora