Capítulo 3. Confesiones

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Ashlynn

Entre la maraña de pensamientos que atacaba a la cobriza no fue capaz de entender como llego hasta su casa, la camioneta de Vladimir  ya se encontraba estacionada en su lugar, pero no fue eso lo que llamo su  atención si no el bellísimo mini Cooper  estacionado enfrente de su  casa y tan solo le vino a la mente una persona a la cual le perteneciera.

—Frida... —Dijo  al bajarse el coche, se dirigió hasta la casa y entro.

—Vladimir  ya llegue... —saludo  al entrar a casa se sorprendió de no encontrarle en el estudio donde solía pasar las tardes. —Estoy en la cocina —contesto aquello le sorprendió porque Vladimir  evitaba estar en aquella parte de la casa. Él había sido contactado por la servicios infantiles, hacia tan solo unos años atrás, su hermana solía tomar bajo custodia a adolecentes sin hogar Ashlynn había llegado con ellos cuando tenía 14 años, tras ser encontrada por unos excursionistas en Clyde Valley. En la casa vivían otros dos jóvenes Isabelle y Peter, ambos dos años más grandes que ella.  Al entrar a la cocina le sorprendió la gran cantidad de bolsa que había entonces su vista se nublo ya no podía ver nada una voz como campanillas resonó en su espalda. — ¿Adivina quién soy? —chillo su amiga con emoción apenas contenida. —Frida...  —respondió logrando que la pelirroja le descubriera los ojos permitiéndole girarse para atraparla en un gran abrazo.

—No es justo como sabias que era yo —pregunto Frida con gesto contrariado. —Frida tu eres la única capaz de llenar mi cocina de regalos y conducir un mini Cooper —una estruendosa carcajada salió de entre sus rosados labios como antes lo hacía. —Bueno solo espero y sirvan para que ya no estés molesta conmigo por no haberme despedido y no haber buscado la manera de seguir en contacto contigo —dijo  triste dirigiendo su mirada color  topacio al suelo.

—Frida, no sabes cuánto te he echado de menos... —le  abrazo y Frida le correspondió el abrazo.

Ambas muchachas subieron al dormitorio buscando algo de privacidad, y estuvieron conversando por mucho tiempo Frida le estaba contado de lo mucho que se aburría en su casa en Londres, Inglaterra. Pero le encantaba ir de compras pero ya no era lo mismo sin ella, también le conto que conoció a un chico su nombre es Matthew Pearce muy guapo le conto ella todo un caballero que empezaron a salir y ahora son novios pero se había tenido que quedar allá pero pronto la alcanzaría aquí en Astoria. Frida se miraba  muy feliz con el mismo brillo en los ojos cuando ella...

 —Ashlynn... —Frida agito su mano frente al rostro de la cobriza. —Perdón ¿qué me decías? -avergonzada al no haber notado que le hablaba. —Ash ¿qué paso entre tú y Adrián sé que él te busco? —Frida le miro por un momento tratando de descifrar sus pensamientos.

—Frida,  tú y Corinne son mis mejores amigas y no les puedo mentir —bajo  la mirada y jugueteo con un hilo suelto del cobertor. —Bese a tu hermano en la muralla después le dije que lo odiaba y salí corriendo estoy muy confundida hace dos años   me destrozo el corazón no sé si pueda confiar en él otra vez —sollozo lanzándose sobre la almohada ocultando su rostro. Rehusándose a derramar una sola lagrima más.

—Él te quiere Ash dale la oportunidad, que te explique por qué actúo así la otra vez —le  abrazó, por un momento se sintió  mejor.

— ¿Frida, te quedaras a dormir? —pregunto limpiando las traicioneras lágrimas que habían escapado de sus ojos. —Claro si, no pienso dejarte sola...  —sonrió  levantándose yendo por los obsequios que traía para ella  con ese andar tan grácil propio de una bailarina de ballet consumada como lo era Frida. Al poco tiempo regreso con todas las bolsa había en ellas un sin fin de ropa, accesorios, zapatos y bolsas de mano.

Esa noche se acostaron a dormir como a las 2:00 a.m. Cuando estaban en su cama  Frida le hizo una pregunta. —Ashlynn  ¿amas a mi hermano? —pregunto la pelirroja medio dormida ella bostezo y contesto con una gran sinceridad.

—Te estaría mintiendo y a  mí misma si te dijera que no siento nada por él, aunque no sé si aún sea amor. Pero definitivamente aún tengo sentimientos por Adrián—respondió al tiempo que sus parpados caían pesados adentrándose en un profundo sueño. 

Daughter's Of The ElementsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora