Capítulo: 7 Tardes de chocolate en el Ritz

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"Utilicé el chocolate porque, además de que lo adoro, siempre se emplea para compensar un día difícil"

Reyes calderon

Lunes 7.45 p.m.

Por la carretera había un tráfico increíble. Sofía cambiando de cadenas de radio hasta encontrar una canción que le gustara y yo pensando en mi chico perfecto al cual iba a ver dentro de poco.

Un cuarto de hora después, por fin estábamos en el aula esperando a que empezara la clase. Mientras quitaba mi cuaderno del bolso no pude evitar de escuchar la conversación que mantenían las dos compañeras que ocupaban los asientos de detrás.

- ¡Qué pena que haya regresado! No me cae nada bien. He escuchado que es muy estricta. - dijo una de las dos.

- ¿Se queda hasta el final del semestre? Por favor, dime que no. Con lo bueno que era este chico y ahora tendremos que aguantar a la bruja esa.

- No tengo ni idea. Yo solo sé que la clase de hoy la hará ella.

No hacía falta pensar mucho para saber quién era ella. La señora Gisbert. ¿Por qué había regresado? ¿Por qué Ben no me lo había dicho? A lo mejor él tampoco lo sabía. El día anterior me había dicho que no veríamos hoy en la clase pero no mencionó nada relacionado con ella.

Miraba la entrada cuando la señora Gisbert apareció tan elegante como la primera vez que la vi. Se conservaba bien para su edad pero de todas formas se veía que se trataba de una mujer mayor. Sujetaba un bolso que parecía carísimo y detrás de él iba Ben. Mi Ben. Cuando lo vi no pude evitar dibujar una sonrisa en mi rostro. Le echaba tanto de menos aunque solo habían pasado solo unas horas desde la última vez que hablamos. Iba vestido muy formalmente. Un traje oscuro nada bonito. Parecía mayor y muy cansado con esa ropa. Ni siquiera me miró. Estaba serio, hundido en sus pensamientos. La señora Gisbert nos dijo buenos días y después anunció que iba a hacer ella la clase de aquel día. Ben seguía sin mirarme. Solo la miraba a ella. No podía explicar su comportamiento. Me sentí rechazada y lo peor era que no sabía el porqué. ¨A lo mejor es solo mi imaginación¨ - pensé al final y decidí ir a hablar con el después de la clase.

Cuando la clase terminó Ben y la señora Gisbert estaban hablando con una alumna. Yo me acerqué a ellos. Mientras caminaba hasta allí Ben me miraba preocupado. ¿Qué digo? Más que preocupado. Casi aterrorizado. Cuando estaba a su lado noté también la mirada de la profesora pero me cargué de coraje y hablé.

- Señor Walsh, me gustaría hablar con usted. - dije un poco avergonzada.

La manera de la que me miraban los dos me hacía sentir como si hubiera hecho algo malo. Ben reaccionó como si no me conociera. Era frío y distante. No era mi Ben. No podría ser él. Mi Ben jamás se comportaría así conmigo.

- No puedo ahora, señorita, estoy ocupado. Si necesita algo puede pasar las horas indicadas por mi despacho. - dijo y siguió hablando con las otras dos.

Me quedé inmóvil, sin reaccionar. Notaba como la tristeza y la ira se apoderaban de mí pero no dije nada y conseguí contener mis lágrimas hasta que los tres se fueron de la clase. No quería que nadie me viera así. Mi mundo acaba de derretirse. Quería desaparecer. ¿Cómo pude ser tan ingenua?

Tres días después.

Ya habían pasado tres días desde aquel incidente y ni rastro de Ben. Ni una llamada para disculparse, ni un solo mensaje. Nada. Estaba muy mal. Me sentía la chica más tonta del mundo. Lo único que quería era acostarse conmigo y ahora que lo había conseguido ya no le importaba.

Sin ti siempre es de nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora